CASO: Habitantes de San Diego de Cabrutica se movilizan por escasez de agua e impactos de PDVSA (Faja Petrolífera del Orinoco)


EXPEDIENTE PARTE DEL MAPA DE CONFLICTOS SOCIO-AMBIENTALES DEL OBSERVATORIO DE ECOLOGÍA POLÍTICA DE VENEZUELA

San Diego de Cabrutica es una pequeña población de no más de 4 mil habitantes, ubicada en los Llanos Orientales donde predominan las sabanas de tierras bajas (que colindan con el río Orinoco), con morichales y sitios ecológicos emblemáticos como el Cerro de La Danta o las quebradas de Guatire y El Rosario. Además de la significativa predominancia de la actividad petrolera, los pobladores de la zona viven también de la agricultura y la planta Termoeléctrica.

San Diego de Cabrutica se encuentra dentro de las poligonales de la Faja Petrolífera del Orinoco (FPO) (específicamente en el Bloque Junín), la cual es la mayor concentración de crudo extrapesado del mundo y probablemente la mayor reserva petrolera del planeta en la actualidad. En este sentido, la economía de San Diego de Cabrutica depende casi en su totalidad de la actividad petrolera, y se ha movido al compás de los ciclos del petróleo, lo que trae consigo un aumento de la actividad y del ingreso, al mismo tiempo que deja los aspectos negativos de dichos momentos. Desde hace varios años es la sede de las operaciones de producción de una empresa mixta (Petrocedeño) de la que han sido socios Petróleos de Venezuela, Total (Francia) y Statoil (Noruega), hasta el 2021 que PDVSA adquiere el 100% accionario (VTV, 2021); así como lugar de paso para operaciones de Petro San Félix (100% venezolana). Varias empresas de servicios petroleros tienen también oficinas operativas y personal en San Diego.

La instalación de las empresas petroleras ha generado conflictos en torno al acceso al agua con las comunidades locales, por lo cual durante años, los habitantes permanentes de San Diego han presionado en forma más o menos organizada para obtener el servicio de este líquido, tanto al Gobierno nacional y regional, como a las empresas petroleras y de servicios. En algún momento, como parte de los programas de responsabilidad social de las empresas, fue construido un pozo con un tanque y una bomba. Sin embargo, no se construyeron instalaciones para la distribución, cosa que se logró después de varios años, por la presión comunitaria. Incluso hasta la pandemia de la COVID-19, San Diego sigue sin una red de distribución confiable de agua y la que sale del pozo es un agua verdosa, no apta para el consumo humano. En buena parte, el pueblo ha obtenido su agua de la venta por parte de particulares y camiones cisternas pagados por Petrocedeño. En 2014, Petro San Félix inició la compra de 4 plantas de tratamiento de agua, para mejorar esta situación, pero las mismas aún no se han instalado. Por su lado, las empresas petroleras y de servicios, han tomado su agua del acuífero conocido como Florencio y cuentan con el servicio para su personal y operaciones. De este mismo acuífero se han surtido los camiones cisternas que llevan el agua a las viviendas y la percepción general es que esta actividad se ha convertido en un negocio, ya que lo paga la empresa petrolera. En el 2022 ha persistido el grave problema de la escasez de agua en San Diego de Cabrutica, se reporta el desmantelamiento del acueducto, el robo de los equipos de bombeo y la falta de mantenimiento de la represa construida para almacenar agua del río Florencio, por lo tanto, las comunidades tienen que pagar el servicio de camiones cisternas para obtener el agua (La Nueva Antorcha, 2022, Marcano; 2022).

En el conjunto de movilizaciones, reclamos y protestas, además de los habitantes de San Diego, se evidencia el accionar de productores agropecuarios locales, periodistas que colocan las denuncias de los impactos de PDVSA en la zona, así como del sector de trabajadores petroleros y sindicatos que, además de sus reivindicaciones laborales y salariales señalan los perjuicios ambientales y a las comunidades que ocurren por la actividad petrolera. Si bien la comunidad se ha organizado en algunos momentos y ha logrado ejercer presión de forma exitosa, el logro total es pequeño y algunas victorias han sido muy puntuales. Casi todas las organizaciones de base han sido cooptadas por el partido de gobierno, ya sea a través de la presión o a través de la entrega directa de recursos económicos para diversos proyectos que luego no se concluyen. La mayoría de estas organizaciones han sido convertidas en apéndices del gobierno, lo que les ha quitado su capacidad de movilización.

La situación de PDVSA ha venido en declive en los últimos años de la década de 2010, así como ha ocurrido con la producción en la FPO y las condiciones de seguridad industrial, todo lo cual ha tenido serio impacto en su acción social, la cual se encuentra prácticamente paralizada desde hace ya varios años atrás (OEP, 2022). Las comunidades por su parte, esperaban un proyecto de transformación profunda, tal y como se anunció en su momento, empero, la realidad actual es desoladora, después de 15 años de la nacionalización de la FPO, San Diego de Cabrutica no experimenta mejoramiento alguno en la calidad de vida de sus población y la situación de escasez de agua es crónica. La deficiencia del servicio de agua potable (así como la falta de una red de aguas servidas), sigue allí. Algunos activistas han mantenido la presión, a través de la radio, la prensa escrita y las redes sociales.
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Publicado el 25 de febrero de 2023

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