EL CONTROL SOCIAL, PARA PERMANECER EN EL PODER

El objetivo de todo esto es controlar, vigilar, es la expresión del panóptico en un planeta llamado tierra, donde la sociedad es amordazada y su cerebro lo paralizan, ya que no tiene derecho a pensar, a reflexionar, a contradecir, en un mundo claro- oscuro que se debate entre la verdad aplastada, encadenada y la mentira que fluye como el agua y que la inmensa mayoría que puebla el planeta la toma como verdad absoluta e incólume.

Estamos pasando de manera muy subliminal del modelo social disciplinario al modelo social espacio-mundo de control. Desde que Harold Lasswell, Robert Merton, Paul Lazarsfeld, entraron en el estudio de los medios de comunicación, a partir de la segunda guerra mundial, empezaron a trabajar sobre los análisis, efectos y contenidos de los medios de comunicación y donde Harold Lasswell indico las funciones de los mismos señalando la importancia de vigilar el entorno, la relación de los componentes de la sociedad para producir una respuesta al hábitat, la trasmisión de la herencia social y Merton agrega el entretenimiento. Esta experiencia de los fundadores de la Teoría de la Comunicación (Lasswell, Merton y Lazarsfeld), es aprovechada más adelante y hoy día, con el adelanto de las comunicaciones y la tecnología se ha avanzado una enormidad, hasta el punto de que aparecen proyectos en ejecución como el proyecto BLUE BRAIN financiado por los conglomerados del gran capital y cuya tarea y propósito es la de descifrar el sistema más complejo descubierto hasta ahora en el universo - que no es otro- que el cerebro, se ha convertido en una prioridad para los intereses del gran capital que viene aportándole millones de dólares al proyecto Brain, que pretende dar a los neurocientíficos “las herramientas necesarias para entender mejor cómo pensamos, aprendemos y recordamos”. En éste proyecto se esconde el más perverso plan de control mental en el desarrollo del escenario panóptico en que se desenvuelve el planeta. De esta manera se empieza a dar un paso agigantado al espacio-mundo de control. Ya no es la amenaza física la que predomina, se trata ahora de control mental, de enajenar el pensamiento, de que las masas asuman la conducta del que tiene el poder real. Controlar y controlar a los pueblos de manera mental para evitar insurrecciones que puedan poner en peligro sus intereses. Hoy ese espacio mundo de control se ha dado a la tarea de construir incluso la disidencia: “Las élites económicas –que controlan grandes fundaciones– también supervisan la financiación de numerosas organizaciones no gubernamentales y de la sociedad civil, que históricamente han estado involucradas en el movimiento de protesta contra el orden económico y social establecido.
Los programas de muchas ONG y movimientos populares dependen en gran medida tanto de fondos públicos como privados, incluyendo las fundaciones Ford, Rockefeller, McCarthy, entre otras. El movimiento antiglobalización se opone a Wall Street y a los gigantes del petróleo controlados por Rockefeller y otros. Sin embargo, las fundaciones y organizaciones benéficas de Rockefeller y otros integrantes del Club Bilderberg, generosamente fundan redes anti-capitalistas, así como ecologistas (frente a las grandes petroleras) con el fin último de supervisar y formar sus diversas actividades”. (Véase al respecto el artículo de Michel Chossudovsky. “Financiando la disidencia: Quien paga, manda”).

LA EXPRESIÓN DEL PANÓPTICO

El objetivo de todo esto es controlar, vigilar, es la expresión del panóptico en un planeta llamado tierra, donde la sociedad es amordazada y lo peor su cerebro lo paralizan, ya que no tiene derecho a pensar, a reflexionar, a contradecir, en un mundo claro- oscuro que se debate entre la verdad aplastada, encadenada y la mentira que fluye como el agua y que la inmensa mayoría que puebla el planeta la toma como verdad absoluta e incólume.
Hoy ese espacio mundo de control se ha dado a la tarea de construir incluso la disidencia: “Las élites económicas –que controlan grandes fundaciones– también supervisan la financiación de numerosas organizaciones no gubernamentales y de la sociedad civil, que históricamente han estado involucradas en el movimiento de protesta contra el orden económico y social establecido. Los programas de muchas ONG y movimientos populares dependen en gran medida tanto de fondos públicos como privados, incluyendo las fundaciones Ford, Rockefeller, McCarthy, entre otras. El movimiento antiglobalización se opone a Wall Street y a los gigantes del petróleo controlados por Rockefeller y otros. Sin embargo, las fundaciones y organizaciones benéficas de Rockefeller y otros, generosamente fundan redes anticapitalistas, así como ecologistas (frente a las grandes petroleras) con el fin último de supervisar y formar sus diversas actividades”. (Véase al respecto el artículo de Michel Chossudovsky. “Financiando la disidencia: Quien paga, manda”).
El objetivo de todo esto es controlar, vigilar, es la voz del panóptico en un planeta llamado tierra, donde la sociedad es amordazada y lo peor su cerebro lo paralizan, ya que no tiene derecho a pensar, a reflexionar, a contradecir, en un mundo claro- oscuro que se debate entre la verdad aplastada, encadenada y la mentira que fluye como el agua y que la inmensa mayoría que puebla el planeta la toma como verdad absoluta e incólume. Si algo no percatan los pueblos del mundo, es el sistema de vigilancia a los que son sometidos permanentemente por sus gobiernos, es parte de un conjunto de técnicas aportado por las ciencias de la comunicación, para obtener el control social y donde se rompe el necesario equilibrio entre libertad y seguridad. Referenciando históricamente el tema que nos ocupa, hay que señalar que desde que la humanidad existe, se han transmitido ciertas habilidades para vigilar, orientadas a rondar unos grupos hacia otros, la misma se manifiesta como una particularidad inseparable en todas aquellas sociedades humanas donde las contradicciones de clase social están presentes, por aquello de las relaciones de poder. Pero es en la sociedad moderna, donde aparece la vigilancia como instrumento del llamado ESTADO, para el control social, escenario que se fue perfeccionando con el desarrollo de las comunicaciones y la tecnología. De allí que la vigilancia se institucionaliza como un privilegio excepcional de un sector de la sociedad: los amos de los medios de producción. Por lo tanto, las nuevas formas de control social están coherentes con el envión de las nuevas tecnologías y la instauración de sistemas de vigilancia que el capital necesita para su perennidad. Tal situación se ha venido desarrollando con una velocidad y un avance increíble, difícil de percibir en la vida cotidiana del ciudadano común, por estar sumergido en el quehacer diario de su trabajo, en esa búsqueda permanente de bienestar individual y familiar, además de que los llamados medios de comunicación social, sobre esto no informan, por formar parte de ese engranaje mortal y perverso que el neoliberalismo ha montado tanto en los países llamados socialistas como capitalistas en nombre de la libertad, la seguridad y el progreso.
Todos estos avances, que constituyen realmente una variable a tomar en cuenta en el marco de una sociedad panóptica –además de alienada- es un escenario que aprovechan los controladores del poder para mantener a la población totalmente desinformada y ubicada en un espacio ideológico y político de “pensamiento único”, promovido por los que sostienen
y promueven el mundo globalizado y su doctrina neoliberal.


Publicado el 17 de marzo de 2019

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