Wainjirawa: Alto a la represión y la militarización del territorio pemón

Nosotras y nosotros, mujeres y hombres wayuu, añuu y barí integrantes de la Organización intercultural Wainjirawa que lucha por la dignidad, la educación propia y los derechos territoriales de los pueblos indígenas en la Cuenca del Lago de Maracaibo hemos conversado y hemos decidido decir:

No a la militarización de los territorios indígenas en Canaimö y en la Amazonía

Rechazamos la acción militar represiva del gobierno venezolano que cegó la vida del jóven hermano pemón Charlie Peñaloza y causó dos heridos de gravedad en el territorio de Canaimö. Rechazamos los anuncios de volver a agredir al pueblo pemón que han hecho el Presidente de La Republica y el Ministro de la Defensa.

Rechazamos la detención ilegal de José Sargento Sabio Kamiko (uwottuja) en Picatonal, Amazonas, detenido en medio de la agresiva operación militar consecuencia de los sucesos que en las inmediaciones de Picatonal, el pueblo donde reside José, en los que un grupo irregular armado se enfrentó al ejército. Sus compañeros y vecinos de la comunidad multiétnica de Picatonal han declarado que las denuncias de presencia y control de zonas y negocios ilegales se han hecho por años desde las organizaciones indígenas y no han sido escuchadas. Ahora tras los sucesos, ajenos a la comunidad, los resultados militares son ineficientes, pero la interrupción de la vida social de la comunidad es completa: vigilancia y represión constante, interrupción del acceso a conucos y al monte donde se dan parte fundamental de la vida según la economía, usos y costumbres.

El Gobierno venezolano no está actuando hace mucho tiempo de buena fe ni con la madre tierra ni con los seres humanos, su interés en Canaimö no es salvar un Parque Nacional de la minería, es controlar militarmente el territorio pemón para empujar el Arco Minero en alianza con el crimen organizado, los grupos armados y sus aliados internacionales.

Los pueblos indígenas y las organizaciones de base indígena que aún se le oponen son el único obstáculo para la ejecución de ese etnocidio y ese ecocidio y llamamos a la unidad de los que luchan en el territorio, van por los pemón y van por todos, porque van por e’inwiinmá, el corazón de agua de la tierra, para anular la vida que da, incluso, a los que viven sin honrarla.

Respaldamos la experiencia de gobierno propio ancestral del pueblo Pemón

Reivindicamos el derecho del pueblo pemón a la libre autodeterminación y el ejercicio de su experiencia de gobierno ancestral propio de acuerdo a sus usos y costumbres y en respuesta a las necesidades de resistencia y re-existencia en los territorios que ancestralmente hacen vida como cultura.

Por un siglo sólo se nos ha permitido tener precarias organizaciones de intermediación con el mundo criollo, que dejan de funcionar cuando se va el interlocutor externo de las comunidades, sólo sirvieron y sirven, ahora con el agregado de bolivarianas, para pedirle al poder ayuda y para recibir ayudas de particulares. Estas son las copias legales de la manera colonial de organizarnos, y se nos ha obligado a subordinarnos e integrarnos a las instituciones creadas desde la colonialidad y hemos tenido que ocultar nuestra propia jurisdicción e instituciones que han corrido verdadero peligro de desaparecer.

La experiencia del Consejo de Caciques Generales del Pueblo Pemón, desde nuestras particularidades y distinciones, nos interpela a nosotros y debe interpelar a todos y todas los venezolanos, ni ellos ni nosotros somos ejemplo, pero seguro somos intento, diálogo y experiencia que florece.

Todas y todos debemos trabajar y construir la posibilidad de levantarnos con dignidad desde lo que nos legaron nuestros mayores y responder a los difíciles tiempos que vemos venir, donde la crisis de gobiernos y estados coloniales disuelve y pone en subasta en los mercados del saqueo y la destrucción todas las soberanías que hemos conocido y resguardado, las nuestras, las del resto de los seres humanos y las de las otras comunidades de seres que pueblan junto a nosotros y como iguales la tierra.

Sabemos que están haciendo un esfuerzo por cambiar la lógica de solicitud de ayudas y asistencias para ocuparse ellos mismos de sus asuntos y necesidades sin negar la complementación con todos los otros que es común en las culturas de nuestros pueblos.

Sabemos que se equivocan como nos equivocamos todos cuando desde la memoria emprendemos el camino de algo nuevo para seguir aquí con la tierra y con los nuestros. pero sabemos que hay en la memoria pemón cómo aprender de los errores, nosotros también tenemos esa capacidad de aprender en garantía para responderle a un poder que solo tiene certezas y ambiciones de destrucción y saqueo.

En los últimos 20 años en el plan colonial sobre los territorios en los que convivimos, se ha acentuado la intención del etnocidio, el ecocidio y la etnofagia definitivos.

Fue el estado y sus socios los que trajeron y sostienen la minería.

Es el Estado el que históricamente trajo a nuestros territorios la devastación minera legal y disfrazada de minería ilegal. Siempre la minería ilegal ha actuado con la complicidad del gobierno y de la fuerza armada y en los últimos años esa complicidad se ha convertido en un acuerdo abierto con el crimen organizado y con la minería internacional.

Nuestros jóvenes, mujeres y niños han sido arrastrados desde el hambre como esclavos a esa minería donde la muerte y la enfermedad es lo único seguro.

Nuestra experiencia es espejo. Nuestro dolor y nuestra solidaridad con nuestros hermanos

En las minas de carbón de Guasare y Paso Diablo todas la comunidades periféricas se enferman de neumocuniosis, un cáncer esparcido en el polvo de la mina, el agua de los caños se contamina, mueren los peces en los ríos y en la laguna, nuestros animales malparen y la tierra no da frutos sanos, trabajar en la mina es otra muerte segura y cuando enfermas te echan a la calle con una precaria ayuda para los calmantes para el dolor hasta que morimos.

El negocio ilegal del contrabando de combustible, controlados aquí por los militares y por las bandas son una posibilidad de supervivencia pero ahí también nuestros jóvenes consiguen la muerte y la criminalización, porque como obreros del contrabando son chivos expiatorios a la hora de fingir la lucha contra el “contrabando”.

Sabemos que igual o peor sucede en el sur, en la casa de nuestros hermanos pemón y yekuana, pumé, wo’jtuja, curripacos, piapocos, baré, eñepá y de los otros pueblos, porque con mucha dificultad y esfuerzo hemos acudido a escucharlos para aprender y comprender.

Allá las minas no necesitan de las máquinas gigantes y el negocio minero es controlado directamente por las bandas y los militares y nuestros hermanos trabajan en las minas como esclavos, los niños y nuestras hermanas son subastados y vendidos para uso sexual de las bandas criminales.

Por eso nos vemos y nos solidarizamos, no en el espejo de la colonización, sino en el de la experiencia común de resistencia.

Al movimiento ambientalista y a las y los venezolanos

Por 40 años dos generaciones de barí, wayuu, añuu y yukpa han pagado un alto precio para detener el plan minero en Perijá y la Guajira. Nuestra pequeña organización de carnes y comunidades, nace heredera de ese aprendizaje y sus dolores. Nos oponemos a este y a todos los gobiernos que conocimos porque ninguno mostró otra cosa que la misma voracidad con nuestra madre. No todos lucharon. Somos hijos y hermanos de los que lucharon y su memoria nos mantiene juntos. Somos hijos del Oustre, de Chino Julio, de Sabino Romero, de Abokindou, de Anotchii, de Sabombo, de Juancho Anane y de Nigale.

Desde la memoria vemos y hablamos sobre la experiencia pemón. Las minas que los hermanos pemón han tomado, es cierto que no son mejores que las minas controladas por las bandas criminales en relación con nuestra madre y nuestro corazón de agua, pero la dignidad de la comunidad fue restablecida y es una dignidad cargada de memoria como la nuestra, con esa dignidad el resto de los pueblos y de los venezolanos puede dialogar y eso es algo inesperado en un país donde el dialogo está roto, donde se gobierna sin necesitar a las gentes ya ni para votar.

Los pemón no abrieron la mina Carrao, esa mina estaba ahí hace muchos años, ahora sus antiguos dueños son operadores turísticos con discurso ambiental. Los pemones fueron sus esclavos y la crisis de hambre hoy los ha llevado a trabajar la minería en una región donde solo el oro garantiza la vida. El modelo minero de vivir y sobrevivir no lo inventó el pueblo pemón, lo inventaron el gobierno y sus socios.

¿Es moral pedirle a un gobierno que siempre conoció esa mina que repentinamente ponga orden en materia ambiental en Canaimö? ¿con quién es posible un diálogo para cambiar las cosas verdaderamente?¿es posible salvar lo que está protegido y permitir que se destruya todo lo demás que no lo está? ¿es posible salvar la fauna y salvar a nuestra madre, a su corazón de agua, sin salvar a quienes convivieron con ella como iguales por miles de años sin destruirlos? ¿son los indígenas y lo que ustedes llaman naturaleza, víctimas que necesitan ser salvadas o esta destrucción no los convierte en víctimas a ustedes junto a nosotros y a nuestra madre común?.

Nosotros sabemos que no es posible salvar hoy una parte sin tratar de salvarlo todo, hemos visto en nuestros territorios como la destrucción ha llenado de incomodidad a la madre de agua y nos está reclamando que la salvemos o se irá; sin ella es imposible que aquí estemos. Su palabra la escuchamos en las inundaciones y en la sequía de los ríos. El daño es muy grande y reclama un Nosotros con todos ustedes que aún no cuaja y pudiera no alcanzar el tiempo. La ausencia de tiempo es otra palabra clara de nuestra madre.

Siempre habrá un indio conveniente que se disfraza de nosotros y decora el paisaje en las fotos, que habla de la tierra como discurso turístico, ese indio no somos nosotros, ese indio fue inventado por el poder, como quien inventa un paquete de galletas o un refresco, para el consumo de sus medios y de la buena intención de la gente. El gobierno tiene más de 500 de esos trabajando en un Ministerio y cuando uno de nosotros llega a Caracas, esos quinientos dicen que la palabra de ese solitario que hemos enviado no es cierta. Eso le hicieron a Sabino muchas veces.

El pueblo pemón y sus autoridades son como nosotros la carne verdadera que busca salidas y alternativas para no ser desplazados y sometidos a la esclavitud y la indigencia; verdaderos, pero no infalibles ni dueños de la verdad. Quien reclama la tenencia de la verdad es occidente, lo ha hecho por más de 500 años y hoy nos pide que sigamos siendo imagen conveniente. Nosotros somos la memoria ancestral, somos también lo que marcó el dolor de la colonización, y somos casa abierta al conocimiento, a lo nuevo, somos pueblos en lucha y nuestro camino es el de las comunidades.


Publicado el 15 de diciembre de 2018

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