Reflexionando en torno a Chile y su proceso político


El 11 de septiembre es una fecha para recordar. Primero, en 1973, se produjo la defenestración de Salvador Allende. Ese mismo día, mes y año se firmó la Carta Democrática de la O.E.A., instrumento para regular la legitimidad de los gobiernos en la región. Y en el 2001 se produjo el atentado de las torres gemelas neoyorkinas.

Vamos a analizar la caída de la experiencia de la Unidad Popular en Chile con un putch que costó la vida del presidente Allende, la detención, torturas, heridos, desapariciones y muertes de miles de chilenos y el establecimiento de un gobierno dictatorial en el país de larga y terremoteada geografía.

La Unidad Popular y su gobierno

Hubo un proceso de formación política surgida en región austral, una coalición de partidos de izquierda, la Unidad Popular, formada por el Socialista, el Comunista, la Izquierda Cristiana, las dos versiones del MAPU, el populista API y el Radical. Ya habían cumplido un ensayo con otra liga denominada el FRAP y la candidatura de Salvador Allende había sido presentada en varias oportunidades. Las organizaciones comunista, socialista y radical eran de amplio ancestro en la historia política chilena y las otras (el MAPU y la Izquierda Cristiana), eran escisiones de la Democracia Cristiana, también con larga trayectoria. Además, eran acompañados de un movimiento obrero con una enorme estela de lucha y organización. Tras insistir en varias ocasiones al fin alcanzaban la victoria electoral en 1970.

La conformación del tren ejecutivo allendista se fundamentó en la participación de los diferentes actores políticos de la alianza. Empero, las mencionadas organizaciones políticas fueron parte del gobierno pero el M.I.R. estaba fuera con una posición crítica radical y los escindidos del socialismo, Unión Socialista Popular, lo apoyaban desde cierta distancia.

Las políticas económicas allendistas fueron genéricamente reformistas y aunque no pudieron controlar la inflación, alcanzaron ciertas metas nacionalizadoras. La participación de los militares en Chile de la Unidad Popular fue marginal hasta el final del gobierno, cuando el presidente creyó en el nombramiento de los uniformados como tabla de salvación frente a la grave crisis política, económica y social y se equivocó absolutamente.

La CIA fue sistemática en su actuar. Asesinaron al general Schneider, ministro de la defensa; luego hubo la insurrección de Tancazo o Tanquetazo la cual fracasó, estimularon los cacerolazos y las movilizaciones sociales ejecutadas por un grupo neofascista denominadoFrene Patria y Libertad para preparar una situación de anomia y justificar la posterior asonada. Por cierto el diario Punto del MAS, en Venezuela, publicó un reportaje de Pastor Heydra donde afirmaba que entre el ejército y la revolución no había contradicción. El Tancazo fue un globo de ensayo de las fuerzas armadas para medir la capacidad de reacción de la Unidad Popular que fue cero pues la tentativa fue aplastada por el mismo sector castrense sin esfuerzo civil.

Antes de su caída, la coalición frentepopulista fue a unas elecciones municipales y logró su mayor votación, pasando el cuarenta y cuatro por ciento de las preferencias. Allende estuvo en plena Guerra Fría y fue derrocado por una conjugación de las fuerzas armadas, ciertos gremios de la clase media y la ayuda de la Cía. El resultado fue un gobierno dictatorial de extrema derecha con un costo social enorme. La asonada se aceleró cuando más de un millón de personas desfilaron en la Avenida Bernardo O´Hiigins pidiendo armas al presidente lo cual no fue satisfecho.

El dirigente socialista se encerró en el Palacio de la Moneda y resistió estoicamente los embates del ejército. Prefirió inmolarse (suicidio o muerte en combate, era igual), antes que negociar una salida al exterior. Allende murió y la represión liquidó a su respaldo político, no preparado para esta circunstancia, una asonada tan exitosa como la de Pinochet. La izquierda radical, reunida en el MIR y el sector socialista dirigido por César Altamirano no tuvo ninguna capacidad de combate y todos fueron aniquilados.

La dictadura pinochetista

Una vez instalada la junta militar comenzó una cruenta represión con un saldo de dígitos impresionantes. Fueron arrasados los partidos de la Unidad Popular e incluso la Democracia Cristiana, la cual al comienzo dio su respaldo a los uniformados. Los dirigentes del MIR, Miguel Enríquez y Bautista Van Schouwen fueron liquidados, el primero en una razzia en combate y al segundo consecuencia de bárbaras torturas. La persecución llegó al exterior: asesinaron al general Carlos Pratt en Buenos Aires, al excanciller Orlando Letelier en Washington, el fallido atentado en Europa contra el democristiano Bernardo Leighton y al expresidente Eduardo Frei Montalva con un envenenamiento.

Impuesto el orden a través del terror se hizo estable la gestión gubernamental. Los militares chilenos tenían formación prusiana y se habían producido golpes de Estado subrepticioscomo el de González Videla en 1948, cuando ilegalizó a los comunistas por presión de Washington. Existe una película de Pablo Larraín sobre Neruda que narra esta situación.Igual fue el alzamiento de Marmaduke Grove en los años veinte del pasado siglo contra el establecimiento. Se habían cubierto ciertas formalidades legales porque siempre triunfaban los candidatos conservadores, ora de la derecha, ora del Partido Demócrata Cristiano. Eso otorgaba una imagen de institucionalidad en el imaginario popular e intelectual. Pero al ganar Allende se puso en cuestionamiento el statu quo y en el contexto de la guerra fría era algo inaceptable. Era la lógica de la confrontación Este-oeste. Si se hubiese producido en la actualidad no hubiese sido derrocado.

Los primeros años de esta tiranía fueron de mucha punición porque la economía no levantaba vuelo. No quedaba otra opción sino reprimir para mantener sojuzgada a la población. Era un régimen caracterizado por la violación ostensible de los derechos humanos compitiendo en esa materia con los otros del cono sur (Uruguay, Argentina y Paraguay), encabezados por militares y tecnócratas pero sostenido exclusivamente por las bayonetas.

Asimismo, hubo ciertos actos de resistencia incluso armado, como el atentado contra varios altos militares y Pinochet, por parte del Frente Manuel Rodríguez y el grupo Lautaro. Pero no fueron eficaces para desalojar del poder a los administradores de la violencia del Estado.

Los Chicago boys

Sin embargo, cuando Pinochet les entrega la dirección de la economía a los miembros de la Universidad de Chicago, encabezado por Milton Friedman, se produjo un viraje de la dinámica chilena.Comenzaron con estatuir un cambio de orientación apostando a la diversificación. Aparte del cobre se expandió el sector vinícola y el de alimentos del mar. Crearon una plataforma de exportación cuyos resultados dieron frutos porque se logró estabilizar el comercio y la producción chilenos. El Producto Interno Bruto se elevó palmariamente. Se presentó una bonanza capaz de darle un rostro diferente al país austral y de alguna manera se legitimó a la dictadura.

No obstante la evolución económica, el país siguió sumido en la opresión, sin libertad de expresión ni de opinión, proscritos los partidos políticos y los sindicatos, la educación privatizada ocasionadora de un profunda rebelión juvenil y en general, una nación con cierta estabilidad en el plano de los bienes y servicios pero paralizada desde el punto de vista humano, institucional y social.

Pinochet sacrificado

Con el tiempo, el general Luis Augusto Pinochet se fue desgastando y llegó a estar detenido en Londres (en la mansión en una zona elegante de la ciudad) por una orden del juez español Baltasar Garzón aunque al final logró su libertad. Empero, los milicos se fueron erosionando, hubo mucha presión internacional de organismos de derechos humanos y al final hubo una negociación para llamar a un referéndum. Pinochet se transó y acató ir a la consulta popular para poder continuar en el poder, fue facultado para designar varios senadores como un monarca, le garantizaron impunidad por todos los latrocinios y homicidios cometidos durante su mandato y fue comandante en jefe de las fuerzas armadas por más de veinte años.

Fue derrotado en el acto comicial y hubo de llamar a elecciones. Lo demás es historia conocida: la Concertación por la Democracia se organizó para alternarse en el poder con triunfos de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, Patricio Aylwin, Ricardo Lagos, Michel Bachelet dos veces y el de la derecha, Manuel Piñera en dos oportunidades. Ha habido continuidad sin ruidos de sables.

Consideraciones sobre Chile a 44 años del derrocamiento de Allende

Mirando retrospectivamente al país de Neruda podríamos alcanzar algunas conclusiones del proceso político que siguió al derribo del gobierno de la Unidad Popular:

Primero, se profundizó los cimientos de una sociedad conservadora bajo la égida de las fuerzas armadas y de una jerarquía eclesiástica similar.

Segundo, se consolidó una democracia representativa tutelada por el sector castrense y hubo el regreso al parlamentarismo y el clientelismo ínsitos en esta clase de regímenes.

Tercero, la educación fue elitista por la privatización decretada por el pinochetismo y constituyó el fundamento de la transmisión del conocimiento en esa nación. La gran explosión estudiantil durante el primero gobierno de la Bachelet fue por esa causa y la coalición gobernante nada había hecho por hacer más inclusiva la instrucción pública.

Cuarto, a pesar del incremento del PIB y de cierta diversificación de la economía, en los últimos años el cobre ha tenido un repunte como la principal fuente de divisas de Chile, delatando el carácter extractivista de su dinámica. La minería es materia prima sin mucho valor agregado circunstancia que confiesa la existencia de una economía tradicional.

Quinto, ha habido impunidad por todos los crímenes, homicidios, genocidios y delitos contra la cosa pública, ocurridos durante la gestión de la junta militar.

Sexto, ha ocurrido una persecución sistemática al pueblo mapuche como lo demuestra la persistente represión al sur del país.

Séptimo, el cuadro político organizado se encuentra polarizado entre una centro izquierda, integrada por los socialistas, el partido por la democracia, el radical, el comunista, el MAPU y la democracia cristiana; y la derecha integrada por la U.D.I. y Renovación Nacional, restos del sector tradicional alessandrista y de la dictadura. Los demás de la Unidad Popular fueron desaparecidos por la contundente represión dictatorial.

Octavo, las fuerzas armadas siguen consideradas como los últimos árbitros del país y el armamentismo se ha incrementado para reforzar el concepto de democracia blindada. La compra de armas es elevadísima y junto a Venezuela, Colombia y Brasil conforman los ejércitos mejores equipados en América Latina.

Noveno, la desigualdad social continúa a pesar del crecimiento del P.I.B., vale decir, crecimiento con pobreza.

El anterior panorama expresa los resultados de una experiencia despótica provocada por la ruptura de una democracia formal en el contexto de la coyuntura de la guerra fría y el considerar a América Latina como un punto de inflexión para occidente y los Estados Unidos en su enfrentamiento con el bloque soviético. Fue un teatro de operaciones en la época para torcerle el brazo a la izquierda mundial. Tantos muertos para no dar un salto cualitativo social. Me ha hecho recordar una frase que le oí en una oportunidad a Alfredo Maneiro cuando se refería a Yugoslavia: organizar un ejército de partisanos para expulsar a los nazis y amedrentar a Stalin fue un esfuerzo descomunal para lograr que en Belgrado hubiera más prostitutas que en París.


Publicado el 17 de septiembre de 2018

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