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En Venezuela, como en el resto de América Latina, existe una gran preocupación sobre todo en los sectores ecologistas, ductos elaborados por las multinacionales de la agroindustria, donde tratan de imponer con el cuento del ¨ALTO RENDIMIENTO´´ el uso de fertilizantes químicos, además de pesticidas que inevitablemente perjudican los nutrientes naturales de nuestros suelos y, por si fuera poco, también lesionan considerablemente la salud de la humanidad.
Empresas como la Monsanto, la Nestlé, la Starbucks, entre otras, han venido desarrollando campañas publicitarias para el uso de productos agroindustriales que además de envenenar y dañar nuestros suelos, sus fórmulas químicas vienen devastando no solamente la salud de los trabajadores del campo, sino que en la actualidad se viene comprobando que pone en peligro la salud de nuestras poblaciones y sobre todo la de la infancia.
COMPROMISO CON LA HUMANIDAD
En éste espectro de la agroecología como alternativa frente a la agroindustria, la ecologista Vendana Shiva, originaria de la India y en una entrevista concedida al periódico EL COLOMBIANO, de la ciudad de Medellín, el 10 de marzo del 2016 declaraba ¨Somos lo que comemos. El alimento es salud, bienestar, libertad. En el momento en que se controla la comida para forzarnos a consumir alimentos genéticamente modificados (GMO por sus siglas en inglés) y comida chatarra, la acción a tomar es el compromiso con nuestro bienestar y el del planeta¨.
El compromiso del cual nos habla Vendana Shiva, es la de plantearnos de salvar la humanidad, ante la arremetida de un mundo controlado por el imperio del capital, que solamente ve al planeta como si fuera una mercancía, pues el mismo cae sobe el criterio de que todo se puede vender y todo se puede comprar, sin tomar en cuenta el daño que le causan a la humanidad.
EL PAPEL DEL ESTADO
Hoy día, ante el avance tecnológico y científico de la agroindustria, avance tecnológico y científico que sólo han utilizado para convertir los espacios agrícolas del planeta en espacios solamente para reproducir el dinero y empobrecer a los productores del campo sin que nadie les haga justicia social, pues las mismas trasnacionales terminan colocándoles el precio a sus productos, además intentan y lo han venido logrando bajo complicidad de algunos gobiernos de América Latina, desplazar nuestras semillas criollas por los transgénicos, para crearnos mayor dependencia de la que tenemos y evitar que nuestros países garanticen nuestra seguridad y soberanía alimentaria para nuestro pueblo.
Ante este panorama, se nos presenta la necesidad real de profundizar el papel que ha de jugar nuestros gobiernos y nuestros productores del campo, para abordar como uno sólo, tan grave problema, para evitar ser víctimas de tal perversidad planteada por las multinacionales de la agroindustria.
Creo, particularmente, que es el Estado quien debe tomar la iniciativa, para evitar que el modelo de dominación que la agroindustria tiene para nuestro continente y particularmente para nuestros campos y ambientes agrícolas, sea impuesto y de esta manera evitar que ese paradigma de la globalización se salga con sus objetivos y propósitos dominantes.
Si tomamos conciencia y asumimos con responsabilidad histórica, la necesidad de combatir las políticas de las multinacionales de la agroindustria y crear la conciencia ambientalista para la preservación de nuestros ecosistemas naturales, estaremos produciendo, desde el punto de vista agroecológico, calidad de vida, con menos impacto en el ambiente natural y mejores productos que favorecerán la salud de los humanos.
(*) PRODUCTOR DE CAFÉ ORGÁNICO