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El mes de abril cerró con un saldo de intensa actividad en la calle venezolana. Gran activismo en los espacios públicos, manifestaciones multitudinarias, ingente represión, presión internacional a favor de ambos bandos, fallecidos y heridos, privados de libertad a granel, torturados, desaparecidos y gran inflexibilidad del gobierno y la oposición para alcanzar puntos de avenimiento luego del fracaso del anterior diálogo porque el gobierno lo aprovechó ante un adversario débil y sin perspectivas.
Hace tres años, en el mismo mes, se produjo el sacudimiento conocido como “la salida”, un esfuerzo de ciertos sectores adversos al oficialismo para reclamar más libertad y terminó con el sometimiento de los estudiantes ante la bota militar, muchas detenciones y personalidades enjuiciadas.
Sin embargo, entre ambos abriles hay diferencias, dadas por la agudización de la crisis económica, social y moral existente en este momento en el país. Hay una conducta de resistencia cuasi suicida porque la gente, y los jóvenes en especial, ejercen una respuesta asimétrica ante el poder genocida de los militares, policías y paramilitares.
LA MOTIVACIÒN DE LA PROTESTA
Estimo que no existen causas de conciencia para la ira popular. El pueblo venezolano no tiene claridad protagónica ni altos niveles de identidad para insurgir. Más bien sorprendía la pasividad rayana en el masoquismo de nuestra población. El poder había sido eficaz en el sometimiento y acostumbrado a las personas a una conformidad pasmosa con bagatelas y bolsas de comida. Era la reproducción del éxito cubano de disciplina poblacional donde la gente se habituaba a vivir en pésimas condiciones.
No obstante, el saqueo expresado en las empresas de maletín, la ausencia de un mesías o líder carismático por parte del madurismo, el relativo bajo precio del barril, la humillación acumulada por las largas filas para obtener un mendrugo de pan, el fallecimiento por falta de medicinas, amén del desprecio oficialista traducido en negar la ayuda humanitaria, la hiperinflación, la escasez, el desabastecimiento, la inseguridad, la recesión, el desempleo, el aumento de la economía informal y el noventa por ciento de la población activa devengando el salario mínimo, se conjugaron para angustiar a los hombres y las mujeres y expandir la ira. Ya la criminalización de la protesta no intimida a nadie, están dispuestos a recibir un balazo, una lacrimógena en su humanidad, una metra, golpes y disparos.
Un proceso de estado de necesidad es la principal razón para la nueva actitud de la población. Una situación límite aproximada a la hambruna fue capaz de cambiar el rumbo de la inercia de las personas. No fue producto de conciencia democrática ni nada que se le parezca. Empero, están saliendo del laberinto inducido por un modelo político autoritario y militarista, rentista-extractivista en materia económica y una pobreza abrupta en materia social. Adicionalmente, el gobierno no dispone de recursos para ofrecer la bolsa o caja de comida o distribuida a través de los infelices Clap.
DINÀMICA DE LA MOVILIZACIÒN
Las protestas han generado una gran espontaneidad. Las personas van voluntariamente a las marchas y trancas para, desde su postura desesperada, aportar esfuerzos para la salida de la dictadura militarista. Muy distinta a las gubernamentales, en las cuales se emplean los recursos del Estado para promoverlas y el chantaje a los empleados públicos para constreñirlos a acudir, so pena de perder el puesto de trabajo. De todas maneras, el resultado es diametralmente opuesto: la asistencia a las convocadas por la oposición es asaz multitudinaria mientras que las otras son muy escuálidas.
El chavomadurismo perdió la calle, el pueblo lo adversa con encono debido a la estafa significada en una gestión ineficaz, ineficiente ahora con el excremento del diablo con un bajo valor, corrupta, inmoral, el delito estimulado desde el Estado como una de sus políticas, el desempleo, el incumplimiento de las señales clientelares y por encima de todas estas vicisitudes, el hambre rondando en la sombra de cada individualidad.
Como consecuencia de la anterior coyuntura no habrá ningún evento electoral por la seguridad de asumir una derrota catastrófica en el militarismo dominante. El ejecutivo, apoyado por la Defensoría del Pueblo, el C.N.E. y el máximo tribunal, se encargará de ejecutar todos los impedimentos y maniobras de retardo si fuera el caso. Cualquier subterfugio será válido para no llevar a cabo la elección pertinente. Por lo pronto burlaron el referéndum revocatorio y desde diciembre, cuando correspondía, no materializaron los comicios para las gobernaciones y entes legislativos de cada estado.
Es necesario hacer notar la caracterización de la forma como se desenvuelven las movilizaciones. He apreciado una conducta de participación, de protagonismo, desarrollando agendas propias y buscando la autonomía para rechazar la tutela de las organizaciones políticas. Ojalá se profundice esta orientación en beneficio de explorar opciones distintas a los intereses populistas.
LOS AJUSTES SALARIALES
Nicolás Maduro ha acostumbrado a los venezolanos a realizar unos ajustes al salario nominal cada dos o tres meses en los últimos dos años. Es una maniobra destinada a crear matrices de opinión sobre un esfuerzo gubernamental para mejorar a los trabajadores consecuencia de tener un presidente “obrero”. Pero la gente no es engañada porque esa aparente subida de sueldo es falsa y no pasa inadvertida, incapaz de paralizar la movilización existente para protestar y derrocar la dictadura.
El resultado es paradójico. Uno, el salario real decae porque la inflación puntual es superior al incremento formal. Dos, golpea a las medianas y pequeñas empresas incapaces de soportar ese gravamen en medio de una descomunal recesión. Tres, como secuela de la anterior circunstancia crece el desempleo y la economía informal, por la expulsión del aparato productivo de todos esos trabajadores formales flotantes por la fragilidad de la economía nacional.
LA M.U.D.
La resistencia a la dictadura está siendo cabalgada por la oposición tradicional nucleada en la M.U.D, alrededor de cuatro partidos políticos, uno demócrata cristiano como es Primero Justicia y tres socialdemócratas, Voluntad Popular, A.D. y Un Nuevo Tiempo.
Luego de la fallida Coordinadora Democrática, siempre vapuleada electoralmente por Chávez, se constituyó la Mesa de la Unidad Democrática, premiada con una alta votación en las parlamentarias de 2015 gracias a la polarización y al descenso de la popularidad del chavismo por la baja del petróleo y la carencia de un líder carismático. Empero, hubo el fracaso memorable en el diálogo que dio al traste con el revocatorio y se reformó con un maquillaje organizacional.
Ahora intenta llegar a la cresta de la ola de la protesta social para encabezarla y obtener dividendos en caso de éxito o negociación. Es cierto que muchos de sus diputados y dirigentes han sufrido los embates de la represión al ser heridos, golpeados e incluso detenidos. Pero se encuentra fracturada por visiones contrapuestas pero la reacción popular ha mitigado las diferencias públicas. Para nadie es un secreto que Un Nuevo Tiempo, Avanzada Progresista, sectores de A.D. y hasta de Voluntad Popular, se inclinan por un diálogo con el gobierno ya iniciado en República Dominicana.
Cualquier eventualidad ocurrida puede devenir en un arreglo y estos partidos están obviamente dispuestos a ello porque forma parte de su naturaleza. Existen por y para el ejercicio del clientelismo con miras a cubrir este espacio dentro de una democracia populista. Pero no representan una opción de transformación porque sus programas, rentistas-extractivistas, nada significan en el cauce de una transformación.
LA CONSTITUYENTE MADURISTA
El presidente anunció la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente originaria violentando toda la normativa constitucional y legal de la materia. Inmediatamente surgieron los especialistas en asuntos constitucionales a pontificar acerca de su improcedencia. Interpretan al derecho con la mentalidad de tinterillo y partiendo de la premisa equivocada de presuntamente existir una institucionalidad democrática
Haciendo abstracción de esa omisión leguleya encontramos que la iniciativa en mención, persigue en primer lugar, distraer la opinión pública mediante la sorpresa, lo cual logró de inmediato pero se irá esfumando en el tiempo; en segundo término, evitar cualquier tipo de elección por la seguridad de perderlas; tercero, instalar el Estado comunal como un replicante de la estructura política cubana.
Además, hay un detalle definidor del régimen chavomadurismo. Se trata de la mentalidad corporativa típica del fascismo. Esa concepción mussoliniana de parcelar la sociedad en corporaciones y a través de ellas gerenciarla la reproduce Maduro con su propuesta constituyente. Cambia una elección universal, directa y secreta por una de segundo grado manipulada por el denominado poder comunal, monitoreado y financiado desde Miraflores, al menos respecto la mitad de sus miembros, a nombrarse por sectores como los obreros, los campesinos, la mujeres, los jóvenes y demás fracciones de un compartimiento estanco radicado en el poder ejecutivo.
Ni siquiera se materializa una tesis democrática representativa sino una regresión a la designación personal de los mandatarios. Seguramente los nombrados por los distintos segmentos en los cuales seccionarán a la sociedad venezolana son liderazgos bufos manejados para mantener el gobierno indefinidamente.
El factor determinante de esta postura es el criterio antidemocrático implícito en las ideas neofascistas, propias del chavomadurismo. Transmite la adoración a los mentores ideológicos de Chávez como Juan Domingo Perón y Norberto Ceresole. Aparte, configura una concentración de poder perseguida por la mentalidad totalitaria de estos militares populistas.
Definitivamente esta orientación gubernamental de activar indebidamente un proceso constituyente, desnuda el fetiche contenido en la creencia de recurrir a remozar el poder como piedra filosofal de solución de los múltiples problemas que acechan la sociedad venezolana. El abate Sieyes debe asombrarse en su tumba por la relevancia adquirida en América Latina de su idea sobre el poder.
LOS APOYOS INTERNACIONALES
El oficialismo viene de varias derrotas en organismos internacionales como la degradación de la Defensoría del Pueblo por su ineptitud, la opacidad de las estadísticas cuestionadas por las Naciones Unidas cuyas recomendaciones no han sido cumplidas, la suspensión del Mercosur, el llamado de atención del parlamento europeo, la aplicación de la Carta Democrática en la O.E.A. y el fracaso en la reunión de cancilleres en la CELAC. Pero cuenta con ciertas ayudas en el plano mundial como las otorgadas por los enviados del Vaticano, Monseñor Celli, y el de Barack Obama, Thomas Shannon, quienes fueron decisivos para convencer a la M.U.D. para desmovilizar al pueblo y perder la oportunidad de oro traducida en la materialización del referéndum revocatorio.
Ahora mismo están apuntalados por la alicaída ALBA, las transnacionales energéticas y mineras a las cuales se le entregaron excelentes contratos, los cuatros ex presidentes Rodríguez Zapatero, Ernesto Samper, Leonel Fernández y Martín Torrijos, quienes recientemente vinieron a Venezuela a entrevistarse con Nicolás Maduro para planear movimientos diplomáticos y el Papa Francisco quien en una declaración ostensiblemente imprudente afirmó que la oposición estaba dividida y llamó al diálogo como la vez anterior cuando se frustró el revocatorio. Suman también los apoyos de regímenes totalitarios como el de Mugabe en Zimbaue, Lukashenko en Bielorrusia, Rohani de Irán y del movimiento de resistencia Hezbolà libanés.
El caso de Donald Trump es distinto porque si bien es cierto haber manifestado que Venezuela era un desastre y recibido a Lilian Tintori, no ha actuado con vigor sobre el régimen nacional. Muestra de ello se aprecia en los corruptos establecidos en el estado de Florida a sabiendas de conocerse el origen sucio de su riqueza. Quizá por los acuerdos con el autócrata Vladimir Putin, porque el país no tiene ninguna relevancia para la política exterior americana pues aparte del petróleo, se les vende apenas 700.000 barriles diarios, no hay ninguna señal de apetencia para los americanos e incluso por el aporte de 500 mil dólares para la toma de posesión del presidente americano hecha por el gobierno venezolano.
El problema esencial es la intrascendencia de Venezuela para los factores mundiales de poder porque no significamos nada en la economía mundial pues somos unos limitados proveedores de fuente energética fósil y sin ningún otro aporte de consideración. Poseer las reservas petroleras más grandes del orbe no representa nada si no se extraen y lo importante, si no se venden por la inexistencia de mercado.
Algunos organismos defensores de los derechos humanos han dado un paso adelante y denunciado los atropellos del Estado venezolano. Igualmente la O.I.T. y ciertos organismos funcionales de las Naciones Unidas han señalado los graves indicadores en múltiples rubros, cuyos consejos para enfrentarlos han sido desestimados por Nicolás Maduro.
En este orden de ideas, no hay interés en el ámbito internacional en el país. No existe un movimiento social de solidaridad y estiman que la suerte de esta nación no es un estímulo para el mundo de desarrollo sostenido. Además, un ente arruinado por las pésimas políticas gubernamentales espanta cualquier inversión. Depende de cada uno de nosotros lo que acontezca acá y no depositar en falsas esperanzas en el exterior la suerte del país.
PANORÀMICA
La escalada de violencia perpetrada por los órganos represivos del Estado no se ha detenido. Chávez fue claro cuando adquirió tantos equipos antimotines de Rusia para oprimir al pueblo como buen militar. La fuerza armada no se va a sorprender si fue capaz del genocidio del 4 de febrero de 1992 cuando segaron la vida a más de tres mil personas.
La intensa movilización de masas, probablemente la de mayor calado en nuestra historia, se incrementará o se desgastará. Depende de la solidez de la iniciativa y el hambre padecida por la población. Si se cansa tendremos una dictadura con mayor aceleración y podremos ascender a Cuba o a Corea del Norte, como corresponde con la tradición militarista de la historia. Pero pudiese haber otra salida, no necesariamente un regreso a la democracia formal corrupta, sino otra con cometidos libertarios.