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Lo que está convocando el Presidente Maduro es más de lo mismo, es la trampa organizada, planificada, orquestada, por no querer ser desalojado del poder, poder que ha utilizado para establecer y consolidar la nueva burguesía que se ha alimentado del saqueo del erario público.
Una Constituyente Originaria no surge del poder constituido, la convocatoria es tramposa y lo que se busca es consolidar el modelo de dominación, donde oposición y gobierno sólo se diferencian en su forma de actuar, pues en el fondo ambas tendencias coinciden en el pensamiento neoliberal en el paradigma del mundo globalizado y de allí que tanto la oposición de la llamada MUD y el llamado gobierno “revolucionario” solo responden a los intereses de ese capital a cambio de las cuotas de poder que los dueños de ese imperio del capital les otorgan a costa del sufrimiento de nuestro pueblo.
Una Constituyente Originaria, no reconoce el poder constituido y por lo tanto convocar una Constituyente Originaria desde la presidencia de la República es falaz y perverso, pues su objetivo es confundir, enredar, barajar la triste realidad que los venezolanos de abajo vivimos por culpa de gobiernos que tanto ayer como hoy sólo han servido para originar una clase dominante ladrona y malévola, que han utilizado lo que ellos llaman democracia, para engañar, reprimir, asesinar a un pueblo, que cuando se alza, inmediatamente lo condenan.
Una Constituyente Originaria surge de abajo y no de arriba, es producto de las luchas sociales que poco a poco va registrando hechos constituyentistas donde el pueblo muestra su verdadera fuerza y poder, para decirle a la clase dominante y sus respectivos partidos políticos que hasta aquí les llego ese juego macabro que durante muchos años han esclavizado a la población.
Una Constituyente Originaria, genera un proyecto de país distinto a los que hemos tenido y debe ser profundamente nacionalista y patriótico, libre de la influencia retorcida de lo que es el capitalismo y el llamado socialismo, que sólo sirvieron para que una clase en nombre de los mismos se enquistaran en el poder para someter a la población a vivir en pobreza, mientras ellos utilizan el poder para saquear los recursos propiedad de los pueblos.
Se trata de elaborar un nuevo proyecto de país, una nueva civilización distinta a las conocidas hasta ahora y la misma necesariamente pasa por la eliminación de esa figura bribona y siniestra llamada Estado -ya lo hemos dicho- en el nuevo plano societario que ha de nacer, producto de una verdadera y auténtica revolución impulsada por la voluntad colectiva de nuestros pueblos, donde las relaciones de mando vertical entre dominante-dominado, opresor-oprimido desaparezcan para siempre, no tiene cabida el llamado Estado, pues éste no permitiría nunca que el poder descanse realmente en los pueblos, donde surja de manera jurídica la reapropiación social de la ley, para darle horizontalidad a ese poder que ha de descansar en las comunidades.
En ese mismo plano jurídico político no podrá tener cabida la figura presidencial, a cambio ha de nacer –por ejemplo- una junta de administración elegida nominalmente. Los partidos políticos tampoco tendrán cabida y serán eliminados, igualmente gobernadores, diputados regionales y concejales ya que son expresión de una clase parasitaria y los alcaldes electos harán el papel de legisladores en cada estado y planificaran junto a las comunidades su propio desarrollo de manera que el pueblo y sus expresiones genuinas sean los propios protagonistas de su historia y evitar que estos le roben los espacios de organización social a la población. Toda representación popular, no podrá tener privilegios económicos ni políticos, pues la nueva civilización, habrá de abrir los caminos para que esa democracia, sea realmente una práctica para la libertad inquebrantable, indisoluble, firme y sólida. Esa libertad, esa democracia, tiene que ser por naturaleza antiimperialista, que haga honor al legado histórico dejado por nuestros libertadores.
Una Constituyente Originaria, debe expresar el real sentimiento del pueblo, que no es otro que producir un proyecto de país desde abajo, que resuma el ideal bolivariano de “mayor suma de felicidad posible, de mayor suma de estabilidad política y la mayor suma de bienestar social”.