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Rueda de prensa de la Iniciativa Cotoperiz. Crédito foto: El impulso
El estado Lara, como se ha explicado en notas anteriores del OEP, es uno de los más vulnerables de cara al cambio climático, especialmente por la situación crítica de deforestación que vive dicha entidad, así como la indefensión general de los ecosistemas larenses. Sin embargo, y ya ha sido una noticia constante por la inspiración que genera su incansable actividad, existen grupos de defensores de la naturaleza en dicha entidad, que siguen levantando su voz para proteger los bosques y el semiárido larense.
El día jueves 12 de septiembre, la Iniciativa Cotoperiz ofreció una rueda de prensa por motivo de su primer aniversario como grupo de lucha por el bosque xerófilo del semiárido larense en contra de la deforestación. “Surgimos por la preocupación a la deforestación masiva, un año atrás se venía produciendo en todo lo que es el área del bosque seco de nuestro semiárido, específicamente la tala de árboles como la vera, el curarí y el cují, que tradicionalmente ha sido la especie más afectada, pero que, por fortuna, por condiciones naturales, tiene más posibilidades regenerativas y de recuperación”, expresó Jorge Perozo, miembro del grupo.
Por su parte, Francisco Cañizales se encargó de hacer un historial de las actividades de la organización, desde su fundación, surgida de la reunión de un grupo de personas vinculadas a las artes y a la ecología con ancestralidad en nuestra “tierra reseca”, a fin de acordar acciones en defensa del bosque xerófito del semiárido larense bajo amenaza de desertificación debido a la feroz deforestación para la producción de carbón vegetal propiciada por ciertas empresas extractivistas que cuentan con respaldo gubernamental.
El grupo Iniciativa Cotoperiz alerta sobre las violaciones constitucionales y de las leyes ambientales en las que se incurre al no detenerse dicha deforestación y permitir la exportación del carbón vegetal. Aseguran además que “Venezuela está obligada a proteger sus bosques, promover la conservación in situ de estos ecosistemas y aumentar la cobertura vegetal; al ser signataria de los compromisos establecidos en la Agenda 21, aprobada en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, conocida como «Cumbre de la Tierra», realizada en Río de Janeiro del 3 al 14 de junio de 1992”.
Señalan igualmente que “Venezuela, al suscribir acuerdos establecidos en la Convención de las Naciones Unidas de Lucha Contra la Desertificación, aprobada en París el 17 junio 1994, está obligada a otorgar la debida prioridad a la lucha contra la desertificación y la mitigación de los efectos de la sequía; establecer estrategias y prioridades de desarrollo sostenible para la mitigación de la desertificación; así como ocuparse de las causas de la desertificación”. Denuncian además que el Ministerio para el Ecosocialismo ha otorgado permisos para “aprovechamiento forestal” y permisos para depósito de carbón vegetal a 23 empresas que operan en el estado Lara las cuales, en su gran mayoría, promueven la deforestación del bosque xerófilo del semiárido larense para la producción de carbón vegetal destinado a la exportación y al mercado nacional.
También afirman que “estas empresas anuncian la realización de reforestaciones deslocalizada de las áreas afectadas, a destiempo y totalmente desproporcionadas de manera insignificante con respecto a la magnitud del daño causado, para tratar de justificar la acción depredadora del ambiente ocasionada. Cabe destacar que en el antiecológico negocio del carbón vegetal participa una empresa en la cual la Alcaldía del municipio Iribarren ostenta el 51% del capital”.
Cierran sus declaraciones señalando que “queda de parte de las autoridades del Estado ponerse a derecho y cumplir con sus obligaciones legales o preferir pasar a la historia ambiental venezolana como responsables de la destrucción del bosque xerófilo del semiárido larense, y como parte de este del Parque Nacional «Cerro Saroche», un ecosistema con un inmenso valor biológico, geológico, paisajístico y cultural y con cuantioso potencial para asegurar el Vivir Bien de sus comunidades con base en la agroecología, la pesca, la artesanía, el procesamiento local de bienes agrícolas para la producción de alimentos, medicina natural, hilandería, textiles y el ecoturismo”.