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Venezuela se despertó. La Venezuela obrera se puso de pie y está dando pelea a la dictadura chavista. En estos momentos, hay levantamientos populares en todo el país contra el fraude, la represión y el hambre al que el régimen somete a la población. Marchan a las sedes de las autoridades, cacerolean en las calles y enfrentan a las fuerzas policiales y paramilitares. Cada avenida principal es ahora una trinchera. De las entrañas de los “barrios” (lo que aquí se conoce como villas) brota esa bronca incontenible. Los que fueron bastiones del chavismo son ahora son la llama de la rebelión. A diferencia del Caracazo, aquí están sublevadas todas las ciudades del país. Desde Caracas a Barquisimeto, de Valencia a Yaracuy. Las gobernaciones están siendo jaqueadas. Venezuela asiste a su 2001: el Venezuelazo.
Las elecciones del domingo fueron, en realidad, un simulacro. Los partidos de izquierda están proscriptos e intervenidos. Cientos de dirigentes obreros presos y desaparecidos. Un tercio de la población tuvo vedado el derecho a votar. Los pocos habilitados fueron amenazados con armas de fuego. Para colmo, solo votó el 59% del padrón electoral y no se entregaron los resultados mesa por mesa.
La oposición participó de esta payasada porque apela a una caída pacífica de la dictadura, quiso evitar un levantamiento popular y ser parte del nuevo “diálogo”. El Venezuelazo es también un revés para ella, que seguramente va a querer canalizar esa bronca. La discusión entre Maduro y Corina Machado no es qué hacer, sino quién lo hace.
El régimen chavista impuso en 2015 una verdadera dictadura antiobrera y sometió a la población a un ajuste brutal, superando cualquier gobierno latinoamericano: salarios de 5 dólares y una pobreza que ronda el 98%. Expulsó un tercio de la población en tiempo récord. Encarceló a 150 dirigentes obreros e hizo desaparecer a miles de trabajadores. Formó grupos paramilitares para perseguir a la población. Prohibió todo partido que se declarara “socialista”, mientras la oposición pro-yanqui hizo y hace campaña donde quiere. Tiene el apoyo del conjunto del empresariado: el chavista y el “escuálido”. Como si esto fuera poco, el país tiene los peores índices de criminalidad del continente y Maduro le entregó la seguridad de Caracas a las bandas narcos, en un convenio oficial y a plena luz del día. Venezuela está, hace años, caminando hacia la descomposición social y su clase obrera es humillada y pisoteada como ninguna otra.
La población venezolana no tiene por qué soportar semejante engendro ni un segundo más. Tiene que echar a Maduro, a Diosdado, a Padrino y a toda esa runfla de asesinos y delincuentes, que se llevaron la vida y el dinero de los trabajadores. Peor aún, pisotearon el nombre del Socialismo en una aventura a la que Milei debe envidiar. Entre la expulsión de la población, la represión, las dádivas, la ayuda del imperialismo chino y la fraternidad empresarial Maduro encontraba la fuerza que no le daba el apoyo popular. Es hora de que él y su caterva de miserables sienta el repudio y la bronca de un pueblo que se las aguantó todas.
Maduro responde a las movilizaciones con una feroz represión. Toda persona que se diga de izquierda, socialista o, incluso, demócrata o progresista, debe apoyar este levantamiento y denunciar la represión del régimen. La gente tiene que saldar cuentas con los carniceros. Y con sus propias manos.
Llamamos a todas las organizaciones obreras a constituir un comité para apoyar el levantamiento popular venezolano, denunciar la represión y a velar para que sean los propios obreros en lucha los que tomen la dirección de la lucha.
👉¡Viva el Venezuelazo!
👉Fuera Maduro YA.
👉Cárcel a los asesinos y delincuentes.
👉Liberación de todos los presos políticos.
👉Por una Venezuela Libre y verdaderamente Socialista.