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Palestina
El ‘Puerto de Biden’ tiene seis objetivos para Gaza y ninguno es humanitario
Nazanín Armanian
El 30 de febrero de 2024, un día después de la «Masacre de la Harina», – en la que el ejército israelí mató a cerca de 120 palestinos y hirió a otros 760 que se habían acercado a un convoy de ayuda humanitaria en Gaza-, el presidente de EEUU anunció dos originales ideas para llevar alimentos a cerca de dos millones de gazatíes, condenados a morir por Israel en este campo de exterminio, entregarles alimentos desde el cielo en aviones militares, y desde el mar mediante un «Puerto flotante» en la costa Mediterránea de la Franja.
La «Masacre de la Harina» en realidad es una pieza más de la trampa diseñada para matar a más palestinos en el menor tiempo posible, y para el disfrute de los soldados en un espectáculo dantesco de fuego, sangre y dolor, como en los más macabros videojuego bélicos. Convocaron a la multitud desesperada para acudir a recibir la ayuda para luego dispararles. Sucedió también los días 4 y 23 de marzo.
Aquí os dejo unas preguntas
– Si realmente Joe Biden pretenden paliar el sufrimiento de los palestinos, ¿no podría exigir a Israel que dejase entrar en Gaza a los 7.000 camiones que llevan semanas parados en el paso de Rafah, mientras toneladas de mercancías se pudren en el almacén egipcio de Al Arish?
– Si realmente le duelen los niños palestinos, ¿por qué ha vetado todas y cada una de las propuestas de un alto el fuego (imprescindible para el reparto de ayuda) en el Consejo de Seguridad de la ONU?
– ¿Cree que unos cuantos bultos lanzados a la costa de Gaza podrán salvar de la agonía a cerca de dos millones de personas, en su mayoría niños, mujeres, ancianos y lesionados, incapaces de competir con los jóvenes que corren para hacerse con un paquete? El hambre, utilizada como arma de guerra por Israel, podrá matar a medio millón de palestinos en los próximos meses, denuncia la ONU. Esta crisis humanitaria no es un «efecto colateral» del plan israelí para eliminar a Hamás, es al revés: la eliminación de Hamás es un pretexto para el genocidio de palestinos.
– ¿Cómo la política o la ciencia médica califican a un individuo que por un lado suministra bombas a Israel para que convierta en cenizas a todo ser vivo en Gaza y por otro les arroja un trozo de pan seco y maloliente por el que serán sepultados bajo toneladas de escombros ardientes segundos después?
– ¿Por qué ahora, cinco meses desde el inicio de una despiadada masacre de 31.000 civiles y la mutilación de otros 73.000 seres humanos, el presidente de EEUU se disfraza de hermano de caridad?
– ¿Por qué ninguna de estas «alternativas» han sido pensadas para presionar a Tel Aviv y que cambie de actitud?
– ¿Por qué ha elegido estos dos métodos que no habían sido solicitados ni por los palestinos ni por las organizaciones humanitarias, cuyo personal está siendo masacrado por los francotiradores israelíes?
– ¿Por qué asigna la «distribución» de la ayuda, que llegaría en los barcos a Gaza, al ejército israelí, el responsable de la hambruna? ¿Un zorro cuidando del gallinero? Por el momento, nos dicen que para construir el muelle flotante, el «Puerto Biden», de 12 por 550 metros, algo parecido al puerto de Mulberry construido después del Día D en Normandía, serán enviados a la zona unos mil militares, y que tardarían al menos dos meses en ponerlo en funcionamiento. Allí, un buque militar descargará su mercancía en embarcaciones militares pequeñas para trasladarlas a la costa de Gaza. ¡Y allí se quedarán! ¿Cómo piensan distribuir esta ayuda entre dos millones de gazatíes, que un día son empujados por el régimen israelí hacia el norte, otro día hacia el sur? Además, toda la red municipal y tradicional de distribución de mercancías ha sido destruida: no hay conductores, ni vehículos, ni servicios de seguridad. Volverá a ser Israel, que no las organizaciones humanitarias, el que decida qué cantidad de ayuda y cuándo debe llegar a los palestinos.
Aquí algunas respuestas
Ante la caída del apoyo al presidente de cara a las elecciones de noviembre entre la comunidad musulmana de EEUU y el sector progresista del Partido Demócrata, así como las críticas internacionales, Joe Biden pretende salir del paso haciendo algo a lo grande. La opinión pública mundial le acusa de ser cómplice de los crímenes de Israel contra la humanidad. Así, los asesores del presidente sionista (así se autodefine el propio Biden) de la superpotencia procuran resucitarle después de que se quitara la vida en el suelo israelí, abrazando al sepulturero Benjamin Netanyahu.
Exhibir y exagerar las míseras cajas que dejaría entrar, para acallar las voces que denuncian «asesinato en masa mediante el hambre» organizado por Tel Aviv, y ocultar la necesaria complicidad del gobierno de Biden en este genocidio. Sobra decir que ninguna de esas medidas alteran las acciones y los planes de Israel contra los palestinos.
A pesar de que algunos diarios de Oriente Próximo afirman que el Puerto Biden pretende generar tentación entre los palestinos para que se lancen al mar y abandonen Gaza (al estilo de la «crisis de refugiados sirios», que sin la megaorganización creada por Turquía, Arabia Saudí y varios países europeos, habría sido imposible), todo indica que se trata de una nueva base militar de EEUU. El Pentágono ya cuenta con otras dos en suelo israelí: una en la Base Aérea Mashabim en el desierto de Negev, creada en 2017, y la segunda establecida dos meses antes del ataque del 7 de octubre de Hamás, en el Monte Hargirin en el mismo desierto, llamada el Sitio 512, cuyo coste inicial ha sido 36 millones de dólares, y donde ha desplegado el sistema antimisiles THAAD: está a sólo 32 kilómetros de la frontera con Gaza. Por lo que, obviamente, EEUU e Israel conocían los entresijos de la operación Al Aqsa de Hamás, y no sólo ellos, sino también algunos empresarios israelíes que la aprovecharon para subir sus acciones en la bolsa, las mujeres militares que vigilaban la frontera de Gaza, los servicios de inteligencia egipcios que avisaron a Netanyahu, entre otros. ¿Dejaron que sucediera porque fue una oportunidad irrepetible para cometer el Holocausto Palestino?
Según The Intercept, los militares estadounidenses en Irak están preparados para participar en la guerra que de momento es contra Gaza, pero que se extenderá a otros países de la zona, en esta nueva configuración de las zonas de influencia y un nuevo reparto de los recursos naturales entre las potencias. Recuerden que la ocupación de Irak, complot montado sobre 7 mentiras al servicio de 10 objetivos, no fue por el petróleo del país, la tercera reserva mundial. EEUU, en vez de invertir un ingente dinero en tal despliegue, podría haber presionado a Sadam Husein para que concediera las licencias de explotación de petróleo a las compañas estadounidenses, o podría haberle derrocado en un golpe de estado. De hecho, el propio Sadam llegó al poder con un golpe militar auspiciado por la CIA en 1979 contra su primo Hassan al-Bakr, para contener las olas de la revolución iraní (no se confunda con la teocracia chiita, que la secuestró), de forma paralela a otros golpes organizados en Turquía y Pakistán, y lanzar a los yihadistas contra la República Democrática de Afganistán, los tres vecinos de Irán: un cinturón de seguridad completo. El objetivo principal de EEUU, tras el fin de la URSS, fue establecer un Nuevo Orden Mundial para el que necesitaba convertir Irak, el corazón de Oriente Próximo, en una mega sede del Pentágono y la CIA, para vigilar a China y Rusia. La «embajada» de Washington en Bagdad es la más grande del mundo: 104 hectáreas además de los terrenos de nada menos que 9 «consulados» que posee, y no precisamente para expedir el visado turístico a los iraquíes.
Contribuir y consolidar el cerco israelí sobre la Franja de Gaza. Washington, que ha duplicado el número de aviones de combate en la región desde el ataque de Hamas, avanza hacia una mayor militarización de Eurasia, después de instalar en Siria una docena de bases. Este punto forma parte de los 14 motivos del apoyo incondicional de EEUU a Israel .
Ayudar a Israel a apoderarse de inmensas reservas de gas palestino localizadas en las costas de Gaza. Además del campo del gas descubierto en esta zona en 1999 por British Gas, los palestinos reclaman parte del yacimiento de Leviatán que toca sus costas, cuyo valor se estima en mil millones de dólares. ¿A esto se refería Jared Kushner, el yerno de Trump, cuando hablaba de Gaza como «una valiosa propiedad frente al mar«?
Descongestionar el puerto israelí de Haifa, y poder suministrarle armas y apoyo logístico a Israel para la gran guerra que ha preparado contra el Líbano. De hecho, Tel Aviv está negociando con Chipre alquilar del puerto de Larnaca (a unos 387 kilómetros a las costas de Gaza), para que sus barcos pudiesen esquivar el Mar Rojo, de los ataques de los hutíes, grupo de extremaderecha islamista.
El presidente del imperialismo estadounidense simplemente sigue la Solución Final que TrumpYahu diseñaron para los palestinos.
En noviembre de 2020, planteamos una pregunta: ¿Qué deben esperar los palestinos del presidente Biden? Y allí mismo la respondimos: ¡Nada!
enviado por Nodo50 (http://www.nodo50.org)
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