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En los últimos días ha venido circulando con fuerza un video del Presidente de Colombia Gustavo Petro en el que analiza la crisis venezolana y sus vínculos con el petróleo. Cabe resaltar que dicho video no es reciente, sino del 18 de febrero de 2019.
Lo propuesto por Petro en el documento tiene importantes implicaciones políticas y para el debate. En este breve artículo comparto 7 comentarios sobre los significados del mismo:
Primero, el video seguramente resurge en estos días no sólo porque Petro ha llegado finalmente a la Presidencia, y por reanimar el debate en torno a los progresismos y el rumbo que tomaron, sino porque el asunto de una transición post-petrolera en América Latina adquiere una nueva importancia con la llegada del nuevo Presidente a Colombia, y en este sentido el caso de Venezuela es crucial atenderlo y examinarlo.
Segundo, aprovechando la influencia de Petro, es muy relevante posicionar un análisis integrado como el que se propone en el video, en el que se vincula la crisis venezolana también con el asunto del petróleo, y el asunto del petróleo con la propia crisis mundial. Atender lo multi-factorial no es exculpar de responsabilidades políticas a nadie. Esto no es poca cosa por lo simplista de numerosos análisis y para salirle al paso a las visiones más fragmentadas sobre la relación entre política y petróleo, que terminan teniendo implicaciones políticas y económicas negativas. A visiones fragmentadas, políticas fragmentadas, que nunca llegan a la médula de los problemas.
Tercero, el artículo al que hizo referencia Petro es del periodista británico Nafeez Mosaddeq Ahmed (https://mahb.stanford.edu/library-item/venezuelas-collapse-window-oil-age-will-unravel/), que presentó un análisis no polarizado que vinculó a la cuestión política de Venezuela con la crisis energética y el cambio climático. Es un buen texto, aunque no deja de ser curioso que para entender Venezuela haya básicamente recurrido a un británico y a una lectura en inglés.
Cuarto, y por consiguiente: coincido con Petro en que los análisis de Venezuela han sido muy pobres, no sólo por lo simplistas sino por lo polarizados. En lo que NO puedo coincidir es con su afirmación tan generalizante, en la que prácticamente hace entender que no hay otra cosa a parte de esto, o que todos los análisis tendrían estas características. A mi juicio, a Petro le ha hecho falta una lectura del pensamiento crítico venezolano sobre el petróleo que, aunque no es muy numeroso, ha venido creciendo e insistido en otras lecturas y visiones sobre Venezuela. Desde nuestra humilde trinchera hemos insistido hace ya varios años en un análisis de al menos tres dimensiones: a) una lectura metabólica del petróleo, en la que se integran los ámbitos de la economía política, ecología política y aspectos socio-políticos y antropológicos; b) una otra interpretación del surgimiento de la Gran Crisis venezolana; y c) la imperiosa necesidad de una Venezuela post-petrolera y post-extractivista. (Sobre estas dimensiones véase por ejemplo: “Ya nada será igual: Venezuela y la crisis de la civilización petrolera” (2018), “Venezuela y la geo-ecopolítica del petróleo” (2019) o el libro «El fantasma de la Gran Venezuela» de 2014).
De esta interpretación que expone Petro hay dos grandes implicaciones. La primera: que si hay un mal ejemplo de Venezuela que mirar con atención es precisamente el de la profundización del extractivismo petrolero. Los efectos de este proceso de intensificación extractivista son devastadores y aplica para cualquier país de América Latina. Sobre esto hemos propuesto elementos para el debate en otros países, como lo fue en nuestra visita a la Patagonia en la Argentina, ante la potencial expansión del proyecto Vaca Muerta (“Riesgos de la apuesta rentista y mitos sobre «diversificación productiva»”). Mientras Duque, Bolsonaro y Macri hipócritamente criticaron “no volverse como Venezuela”, iban presionando con gran fuerza a la profundización del extractivismo petrolero, y lo peor, a través de los hidrocarburos no convencionales. Ese es el verdadero espejo de Venezuela que habría que mirar.
La otra gran implicación: el imperativo de impulsar una transición post-petrolera en América Latina, que no tiene sólo que ver con la lucha contra el cambio climático, sino también con la huida de las economías dependientes y vulnerables, masivamente importadoras, con altos niveles de cultura petrolera y con medios ecológicos de vida cada vez más devastados. El problema no es sólo ambiental, y el caso venezolano lo demuestra. Y, lo valioso del debate propuesto por Petro, es que se resalta que la transición post-petrolera debe ser tanto en Colombia como en Venezuela, y aplicarse también al resto de países.
Séptimo y último punto, este debate en Colombia agarra fuerza. Pero en Venezuela hemos luchado contra una sordera abismal, una especie de alienación intelectual que ni siquiera permite debatir el tema, a pesar del desastre venezolano. Por eso este video, y la coyuntura colombiana, es una nueva oportunidad para posicionar la necesidad de una propuesta de salir progresivamente del petróleo, o “descarbonizar” la economía, si usamos el término de Petro. Se abre otra vez, con fuerza, una oportunidad para un debate y una visión crucial de transformación. Para Venezuela es posible. Hay diferentes potencialidades más allá del petróleo, diferentes políticas fiscales, de uso de la tierra, diversas temporalidades de la transición y esfuerzos políticos y sociales que permitirían transitar ese rumbo. Y la situación de colapso ambiental nos obliga aún más a avanzar hacia ello.