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Economía anticapitalista en Rojava
Las contradicciones de la Revolución en la lucha kurda
Cátedra Interinstitucional
Universidad de Guadalajara-ciesas-Jorge Alonso
Primera edición: 2021
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Índice
Lista de abreviaturas 9
Agradecimientos 11
Prefacio / John Holloway 13
Introducción 17
Los debates de la revolución
y la emancipación en la lucha kurda 33
Los kurdos, la lucha y emancipación del Kurdistán 34
La tensión entre el nacionalismo y el socialismo
en las luchas kurdas 40
Superando la historia revolucionaria 45
La revolución de la izquierda tradicional 51
La idea de revolución actual: ¿una revolución espontánea? 56
Repensar: La organización autocrítica
para la revolución popular 72
La transformación del PKK con las rupturas 80
La historia común 95
Rojava: una historia colectiva 98
Historia de la resistencia en Rojava 104
Hacia la autonomía en Cezîre 109
El censo de 1962 y la privación de la ciudadanía a los kurdos 113
Cinturón Árabe: el despojo de los kurdos 118
La autonomía de Rojava como movimiento 129
La búsqueda de autonomía en la lucha kurda 130
El tiempo de la autonomía 157
La Federación Democrática del Norte de Siria 174
Organizarse para lo común: la experiencia de comunas y asambleas 182
La economía anticapitalista en Rojava 203
Debates sobre economías alternativas
y la perspectiva de economía social 206
Creación de economías anticapitalistas:
la organización de la economía social en Rojava 217
La organización industrial y las fábricas sin patrones 238
El terreno organizativo de la economía social: cooperativas 263
Casa de Cooperativas (Mala Kooperatifa)
y Unidad de Cooperativas (Yekîtîya Kooperatifa) 276
Dinámicas y limitaciones de las cooperativas de Rojava 286
Los aprendizajes de la Revolución de Rojava 315
Una autonomía anticapitalista 315
Una autonomía antagónica 329
Una revolución autocrítica 331
Bibliografía 335
Lista de entrevistas 347
Agradecimientos
Salir de mi tierra y llegar a un lugar muy lejos de mi país, conocer
un nuevo mundo, idioma, cultura, sabores, otras formas de vida,
relaciones y valores completamente diferentes; sonrisas, tristezas,
ideas y, sobre todo, llena de luchas, fue un proceso rico y pedagógico.
Cientos de personas que compartieron sueños, ideas, tiempos y hogares
conmigo, fueron parte de este trabajo que se basa en mi tesis doctoral.
Me hubiera gustado abrir mi corazón y mostrarles lo agradecida que
estoy y cómo tocaron mi vida.
Agradezco muchísimo a los pueblos de Rojava que han estado
luchando por la libertad, un mundo anticapitalista y una vida comunal
durante estos largos años de resistencia; estoy agradecida tanto por
su lucha como por permitirme ser parte de ellos. Cada palabra que
compartieron conmigo, el lugar que me mostraron, las discusiones
que tuvimos no sólo crearon esta obra, sino que también recrearon mi
subjetividad. A pesar de toda la crueldad de la guerra, compartieron
conmigo la esperanza, el té y me dieron hogar en sus comunas:
agradezco a todos los compañeros de la Coordinación de Economía
Social de Rojava y las compañeras de AboriyaJIN (Economía de las
Mujeres). Y muy especialmente agradezco a los Heval (camaradas)
que me mostraron y me hicieron sentir y vivir lo que es hevaltî
(compañerismo) desde Rojava hasta todos los rincones del Kurdistán.
Estoy muy agradecida con los zapatistas y su lucha; cuando las
distancias se convirtieron en anhelos y los anhelos en tristeza por
sentirme extranjera en México, ellas y ellos me hicieron sentir su
compañera en Chiapas. Gracias a los compas del Centro de Español y
Lenguas Mayas Rebelde Autónomo Zapatista (CELMRAZ) por enseñarme
un idioma del que no hablaba ni una palabra. Al contarme sobre su
lucha, me enseñaron que es posible entenderse en cualquier idioma
cuando se escucha con el corazón.
Su silueta y esperanza de crear otro mundo inspiraron profundamente este trabajo.
Este increíble viaje no hubiera sido posible sin John Holloway.
Le estoy agradecida por aceptarme como su alumna, pero sobre todo
por darme la oportunidad de ser su amiga. Trabajar con John me liberó
terriblemente tanto en el sentido intelectual como en la expresión de
mis ideas. John asesoró este trabajo liberándome. ¡Gracias John!
Agradezco a Raquel Gutiérrez, Gilberto Conde y Sergio Tischler
que fueron grandes promotores de este trabajo. Aprendí mucho de
las discusiones en los seminarios de la Teoría Critica y Subjetividad.
Me gustaría agradecer a los compañeros de todo el departamento de
Sociología del ICSyH-BUAP, no sólo por su contribución académica, sino
por su amorosa amistad con “la kurda” del instituto. Las distancias se
hicieron soportables gracias a todas, todos y todes. Agradezco a Ray y
Angel con quienes tengo el habito de “café del jueves” por los chismes y
risas desde las aventuras amorosas, hasta la depresión y la neurosis.
Gracias a la Cátedra Jorge Alonso, por premiar mi tesis y validar
mi investigación y hacerme sentir orgullosa de contar una lucha en el
mundo académico. Y también agradezco a todo el equipo de la Cátedra
por su trabajo en la publicación de esta edición.
Me gustaría agradecer a las mujeres, Havin Güneser, Ece Gidiş,
Bengi Akbulut y Neşe Özgen quienes me animaron a este viaje por
México, no sólo por su aliento sino también su compañía en estos cinco
años, en que la distancia desaparecía con su “estamos aquí”. Agradezco
a Diana Zomera por todo su apoyo y amistad que me ha dado sin pedir
en todos los momentos que necesitaba. Mi agradecimiento a Claudia
Hernandez, Fiorenza Picozza y todas mis compañeras por darme un
terreno seguro en la vida basado en la sororidad y por hacerlo crecer
juntas desde Kurdistán hasta México.
Unos seres que también debo agradecer son los gatos que me
acompañaron mientras escribía ese libro. Chispa, Arruma y Kira…
Finalmente, y para siempre, agradezco a mi madre, a mis hermanas
y hermanos, y a mis sobrinos por hacerme sentir constantemente
extrañada, amada y valorada.
Un hogar en México, 2021
Introducción
Este libro habla de la economía anticapitalista y de la organización
de las relaciones sociales en el contexto de la revolución y la
autonomía de Rojava (Kurdistán-Siria); cuestiona tanto las limitaciones
y problemas históricos del fenómeno de su revolución; como los
conflictos y contradicciones que han surgido en este proceso.
Este trabajo también se alimenta de todo aquello que en lo
personal he experimentado constantemente como “sujeto político”
que quiere cambiar el mundo, especialmente desde la experiencia
dentro de la lucha kurda y el Movimiento Kurdo. Por esta razón, cada
pregunta que hago y a la que le busco respuesta —establecida un poco
sobre los kurdos, Rojava y el mundo en general— implica mi propia
subjetividad.
La idea y el sueño de la revolución y el cambio han estado presentes
desde que la historia humana ha creado sistemas de dominación. En
esencia, la revolución, que significa la liberación de los sistemas de
dominación, ha sido sin duda uno de los temas más discutidos en esta
historia. Hubo momentos en que la posibilidad de la revolución era más
clara y también, hubo algunos acuerdos sobre el contenido y el camino
hacia ella, pero nunca fue algo que pudiera ser totalmente definido. Y
así sigue siendo hoy en día. Yo tampoco pretendo hacer una definición
de este gran fenómeno, sino que enfoco las prácticas revolucionarias
que crean realidades emancipadoras en estos procesos; aceptando la
revolución como un proceso indefinido, contradictorio y dinámico. La
historia clásica ha escrito sobre los dominantes, la historia de las luchas
sociales se ha ido creando a partir de muchos procesos revolucionarios
y transformadores, y el futuro se va conformando sobre la base de las
revoluciones deseadas, y las luchas que igualmente van transformando
a sus propios actores, los pueblos; por efecto de estas revoluciones. El
deseo y búsqueda de la liberación contra la dominación colonial del
pueblo kurdo bajo los estados-nación en el Medio Oriente, por lo tanto,
siempre ha estado directamente relacionado con el fenómeno de la
revolución.
Alrededor de un año después de que comenzara la Guerra Civil
Siria, en 2012, el Movimiento Kurdo de Siria, que había adoptado las
ideas y objetivos del PKK y Abdullah Öcalan (en Siria la lucha armada
está representada por las YPG y las YPJ, y la lucha política y social por
el PYD), declaró la autonomía de facto en la parte más pequeña del
Kurdistán occidental, Rojava, donde las contradicciones y los conflictos
sociales siempre han sido más intensos. Luego comenzó a construir
una autonomía democrática a través del control militar en las regiones
donde viven predominantemente los kurdos (Afrîn, Kobane, Cezîre) y,
a partir de 2015, extendió la construcción de la autonomía a toda la
región del norte de Siria hasta el este del río Éufrates, como Tabqa,
Raqqa y Deirezzor, donde se concentra la población árabe.
El proceso que se desarrolló con la declaración de la autonomía
en Rojava fue definido como “Revolución” por los kurdos que se
resistieron a la división de su territorio, como también a la colonización
y a la negación de su existencia durante un siglo, frente a lo cual
el Movimiento Kurdo definió a la autonomía como el proceso de
“construcción de la Revolución de Rojava”. Uno de los debates más
importantes en esos días fue: “¿Es Rojava una revolución o no?”. En los
años que estuve viviendo en Estambul, esta pregunta creó discusiones
bastante duras entre los grupos de la izquierda turca y los kurdos que
se identificaban con la Revolución de Rojava, a pesar de sus diferentes
posturas políticas. De hecho, la discusión fue similar también en Siria,
en la que los grupos de oposición sirios acusaron a los kurdos de
traicionar la Revolución Siria. Estas discusiones o conflictos en los que
estuve involucrada, directa o indirectamente, son uno de los primeros
factores que determinaron la necesidad de la presente investigación
para mí. No tenía sentido para nosotros los kurdos discutir si Rojava
es una revolución o no, pero “¿qué tipo de revolución se organizaría
en Rojava?” era la pregunta que nos preocupaba desde los primeros
días. Por lo tanto, este libro es el resultado de buscar una respuesta a la
pregunta: “¿Qué tipo de revolución es Rojava?”. Estas discusiones, que
se intensificaron con la revolución en Rojava y se hicieron mucho más
concretas, no eran algo nuevo para nosotros los kurdos porque siempre
hubo la acusación de izquierda turca hacia la lucha kurda de que era
una lucha nacional, no socialista. De hecho, discusiones similares
habían construido el camino de la separación del Movimiento Socialista
Kurdo de la izquierda turca y, luego, la fundación del PKK en 1978, la
organización kurda más importante que representa a este movimiento.
El surgimiento de estos debates para mí se basaron en las discusiones
y suspiros que tuve en la forma de que si “era primero lucha de clases
y luego lucha de liberación nacional” y que tenía lugar entre un grupo
de izquierda turca donde había iniciado mi toma de conciencia política
a la edad de quince años, a inicios de la década del 2000.
Cuando tenía siete años, mi familia tuvo que emigrar, por fuerza
de las circunstancias de las agresiones turcas contra nuestro pueblo,
desde Bakur (Kurdistán-Turquía) hasta una ciudad turca en el oeste de
Turquía. Después de casi dos años de trabajar en los campos turcos,
vivir en una casa de campaña y trabajar en la servidumbre, pudimos
ahorrar un poco de dinero para alquilar una casa en un lugar de la
periferia de la ciudad que no disponía de electricidad ni caminos de
acceso. Había muchas familias kurdas como nosotros en este barrio, de
tal manera que los turcos eran minoría, conformados por pocas familias.
Estos turcos vendían las tierras del Estado ilegalmente a los kurdos.
Sabíamos que eran turcos y que nos vendían terrenos sin papeles,
pero no teníamos otra opción para lograr tener una casa donde vivir. A
todo esto, sin embargo, lo que no sabíamos era por qué nos llamaban
“kurdos sucios, kurdos con cola”. Yo no tenía edad para entenderlo.
Según la constitución turca, todos los que viven en Turquía son
turcos, es decir, no hay kurdos, pero, de niños, en la escuela, teníamos
que jurar obligatoriamente todas las mañanas: “¡qué felices los que
dicen soy turco!”. En otras palabras, el Estado turco se forma sobre
la base de la negación de otras identidades étnicas que no sean
turcas, pero en la práctica de la vida cotidiana no se decía esto. Lo
determinante de la vida cotidiana en Turquía era convertir en turcos
a los que no son turcos. Así, se suponía que, dondequiera que íbamos
se entendía que éramos kurdos: el color de nuestro cabello, el color
de nuestros ojos, nuestra piel, por ser un poco más oscura que la de
los turcos, denunciaban que no éramos turcos, siendo un problema
más grande cuando queríamos hablar. Por esto no hablábamos kurdo
fuera de la casa (nuestros padres decían que no habláramos, además
de que era prohibido), pero tampoco hablábamos bien turco, porque
nuestra garganta no es adecuada para la fonética del turco; por eso,
cuando empezábamos a hablar, inmediatamente nos delatábamos.
Una vez que nos delatábamos, nos llegaba un racismo que rodeaba todos
los aspectos de nuestra vida cotidiana, como violencia, humillación,
miedo, que trataba de convertirnos en turcos. Las diversas formas
del racismo que ha querido negarnos y uniformarnos ha tenido como
objetivo deshonrar nuestro ser kurdo. Todo, nuestro idioma, nuestra
cultura, nuestros lazos familiares, nuestra historia, nuestras calles y
ciudades, nuestros nombres, nuestro trabajo, es decir, lo que tenemos
y somos eran objeto de negación racista. Este acto de deshonra me
provocaba mucha rabia desde que era niña. Después, no sé por qué, tal
vez por los pájaros, como dice Ahmed Arif (1), la idea de la libertad entró
en mi mente. La libertad se asociaba con la dignidad en cada libro,
en cada poema que leía, en cada canción que escuchaba. La libertad,
entonces, era una lucha por la dignidad. Probablemente, al inicio no
tenía estas definiciones, pude definirlas mucho más tarde. Al principio,
la libertad era una posibilidad abstracta, vaga, pero cuando ésta
posibilidad comenzó a ocupar su lugar en mi vida y en mi pensamiento,
había comenzado la búsqueda y el camino que me motivaron a escribir
este libro. Así conocí la idea y la práctica de la izquierda y así fue
exactamente como encontré mis propias contradicciones y conflictos.
Porque, ¿cómo podría suceder la liberación sin reconocer nuestras
contradicciones y conflictos?
(1)
También hay pájaros, juez
Son la razón de todo…
Ponen la libertad en la mente de la gente…
Mira, están volando como terroristas, terroristas…”
(Poema de Ahmed Arif)
.
Lo primero que aprendí sobre el socialismo que, según, es el
sistema social después del capitalismo, fue que es una transición
hacia el objetivo final: una sociedad comunista en la que todos
seríamos libres, pero, sobre todo, de que el capitalismo como sistema
social y económico debía ser trascendido. Para ello, era necesario
comprender al capitalismo y estar organizados para destruirlo.
Entonces me organicé en un partido socialista. Mis camaradas dijeron
que si quería entender el capitalismo debía leer a Karl Marx; porque,
¿cómo podríamos trascender el capitalismo sin entenderlo bien? Como
resultado de este deseo de comprender al capitalismo me animé a
estudiar economía y comencé la universidad en Estambul. Tuve mucha
suerte, en un momento en que el marxismo estaba desapareciendo
en la academia, y donde había profesores con posturas marxistas.
Mientras estaba aprendiendo las leyes de la economía liberal, tomaba
cursos que criticaban ésta economía. Además, grandes camaradas del
partido en el que me había organizado estaban en Estambul, muchos
de ellos venían de una fracción tradicional de la izquierda turca.
Aparte de los cursos de economía que tomaba en la universidad, leía
los libros de Marx, Lenin, Engels, Stalin y Trotsky para discutir sobre
la “revolución” y “el qué hacer” con estos compañeros. El partido se
definía como leninista y conocía la existencia de los kurdos en Turquía,
incluso el programa del partido estaba apoyando la lucha de los kurdos
por su nación que solo podría lograrse a través de una revolución de
la clase trabajadora y el socialismo. Pero, la opinión dominante de la
izquierda era que los kurdos no estaban dando una lucha de clases,
que luchaban por sus derechos nacionales y que el único objetivo era
establecer Kurdistán. Sin embargo, los kurdos, deberían ser parte de
la lucha de trabajadores en Turquía y cuando tomaran el poder, los
turcos reconocerían el derecho a la autodeterminación de los kurdos.
De hecho, estuve de acuerdo, y sigo estando, con la idea de que la
lucha debería ser una lucha de clases; así que, por eso, este trabajo
se enfoca en el anticapitalismo, pero en ese momento no podía
sintetizarlo emocionalmente. Los kurdos organizados en diferentes
organismos de izquierda, si intentábamos hablar de estos sentimientos
que no podíamos sintetizar, seríamos nacionalistas o, en el mejor de los
casos, “nacionalistas de una nación oprimida”. O no habíamos leído lo
suficiente sobre el comunismo o, si lo hicimos, no habíamos entendido
bien. Luego, las feministas empezaron a decir la misma idea, como que
las mujeres kurdas no hemos leído suficiente sobre el feminismo o,
si lo hicimos, no habíamos entendido bien.
Pero la misma pregunta seguía volviendo a mi mente: ¿Por qué los turcos
deberían darnos el derecho de la autodeterminación? Así empezó a aclararse
mi primera contradicción en la política: los comunistas no estaban reconociendo
lo kurdo. Lo que quería en estos años era que me cuidaran y me aceptaran
también como kurda. Yo era comunista, pero también era kurda y tenía
heridas en el alma por “ser kurda”. No me habían pegado en la escuela
por ser comunista, nos golpeaban por ser kurdos, o, más bien, porque
estábamos jugando en kurdo. Y no solo nos golpeaban, nos enseñaban
turco a la fuerza y nunca estaban satisfechos por nuestro turco. No sé
qué podría ser más difícil que disciplinar la boca para poder hablar con
una entonación bien aprendida. En resumen, ser comunista era, en el
mejor de los casos, romántico en este período, pero ser kurdo no tenía
nada de romántico. Ser kurdo era entre querer ser y dejar de serlo.
Justo cuando estaba viviendo este conflicto emocional con la
izquierda, el 21 de noviembre de 2004, un niño kurdo de doce años,
llamado Uğur Kaymaz, fue asesinado por la policía turca frente a su
casa con trece balas en Kızıltepe, Mardin; y la principal autoridad
estatal de la cuidad anunció que dos terroristas fueron “aniquilados”.
Al día siguiente, supe que los kurdos iban a hacer una concentración
para leer un comunicado por Uğur Kaymaz y su padre. Propusimos
ir como partido a la concentración, pero no se logró, al final solo fui
con un compañero del partido que también era kurdo y en suma, dos
kurdos comunistas protestamos por el asesinato de un niño kurdo.
Después de que fue leído el comunicado público, la gente empezó a
tomar el megáfono y a expresar sus sentimientos contra el asesinato.
Allí un anciano dijo: “Ser kurdo en Turquía significa morir con trece
balas en doce años”. Estas palabras me golpearon en la cara como una
bofetada. ¡Trece balas en doce años! Desde ese día, cuando se habla
de Uğur Kaymaz no se menciona su nombre, se dice “¡Trece balas en
doce años!”, como nombre común de Uğur y de todos los demás niños
kurdos asesinados.
Con el asesinato de Uğur, la narración clásica de la izquierda,
“primero la revolución de trabajadores y luego la liberación nacional”,
había perdido su significado para mí porque pensaba que era una
postura política muy absurda frente a una realidad de masacre
constante de un pueblo, mi pueblo. De hecho, dejé el partido de
izquierda al poco tiempo, pero esta divergencia no estaba relacionada
con el pensamiento de izquierda ni con la idea de la organización, era
el partidismo de izquierda de lo que me alejé. Así que, por un corto
tiempo, me integré en el Movimiento Juvenil Kurdo.
Los kurdos que conocí en Estambul no eran como los kurdos con
los que crecí en el mismo barrio; la mayoría de los kurdos, que eran
mis amigos de la universidad, habían llegado a Estambul directamente
desde las ciudades kurdas. No negaban que eran kurdos, ni se
esforzaban por hablar turco correctamente como lo hacía yo, incluso me
enseñaron que hablar mal turco era una forma de resistencia. Conocí
la experiencia de la comuna que a menudo se encontrará en este libro
y el Movimiento Kurdo por primera vez en estas casas de estudiantes
kurdos. Estábamos leyendo Abdullah Öcalan, nos describíamos como
un “movimiento juvenil”. Nadie hablaba directamente, pero sabíamos
que éramos simpatizantes del PKK. Éramos críticos con la izquierda,
pero siempre expresamos que luchábamos por objetivos comunes,
solo los kurdos teníamos unos objetivos políticos específicos y esto
requería una organización propia. La vida comunitaria juvenil me
hizo sentir integrada más emocionalmente con la lucha, pero eso no
significaba que no iba a tener contradicciones. De hecho, entendí que
estar en la lucha es tener contradicciones.
La primera parte de este libro “Los debates de la revolución y la
emancipación en la lucha kurda” está formada por las preguntas que
formulo correctamente a partir de estas contradicciones que tuve en
tales espacios políticos. Porque, con el tiempo, comprendí que estas no
son solo contradicciones que he vivido individualmente, incluso son
contradicciones que experimentan los kurdos, al igual que los mayas
en Chiapas o el pueblo Aymara en Bolivia, que han experimentado
como pueblos en lucha. Porque estas contradicciones se nutren de
una serie de áreas problemáticas y controvertidas sobre el tema de la
revolución socialista, los conceptos y objetivos políticos de la izquierda
tradicional, las perspectivas dominantes, las políticas de identidad
enclavadas al posmodernismo y las luchas nacionales centradas en la
construcción del Estado. Nuevamente, en el caso de los kurdos, aquello
está estrechamente relacionado en cómo se entiende y se discute la
lucha kurda, especialmente en el ámbito académico. Los kurdos la
discuten bajo el título de question kurdo en la academia. En términos
muy simples, la lucha es un “problema”.
Es por ello que en la primera parte se habla sobre los kurdos y las luchas
kurdas y enfatiza que ni los kurdos ni las luchas kurdas son homogéneas.
Los kurdos, cuyo territorio fue dividido entre los estados-nación (Irán, Irak,
Turquía, Siria) establecidos en esa región después de la Primera Guerra Mundial,
y se han estado levantado muchas veces y luchado en las cuatro partes
del Kurdistán durante más de un siglo. Sin embargo, los movimientos
y organizaciones de Kurdistán siempre han sido controvertidos. ¿Cómo
será la liberación de Kurdistán y los kurdos, y qué formas y métodos de
lucha proporcionarán la emancipación? Hasta principios de la década
de 2000, el “Kurdistán unido e independiente” era visto como la única
solución tanto para los movimientos nacionalistas como para los
socialistas. Sin embargo, con el tiempo, el Movimiento Kurdo liderado
por el PKK y Abdullah Öcalan, que en principio partió con el objetivo
de formar el Estado socialista del Kurdistán, se ha transformado.
Hizo una autocrítica como partido y afirmó que estaba equivocado
por tomar al Estado como una solución para la emancipación. Así, en
2003, propuso la autonomía democrática como un nuevo horizonte de
lucha bajo el paradigma del confederalismo democrático.
Por esto, el tema y pregunta principal que necesito abordar, es por qué
y cómo el Movimiento Kurdo, que surgió como un partido leninista (PKK),
se convirtió gradualmente en un movimiento popular y experimentó esta
transformación intelectual. Para comprender tal transformación fue
necesario analizar el enfoque revolucionario de la izquierda tradicional,
centrado en la toma del poder y el enfoque de la revolución espontánea
del siglo XXI, que surgió tras la negación de la organización (partido).
La transformación del PKK es un acto que pretende superar ambos
enfoques revolucionarios (puramente jerárquicos u horizontales) y
construir un proceso revolucionario donde el pueblo sea el sujeto.
En esta parte se encuentran a menudo muchas referencias sobre el
Movimiento Zapatista. A pesar de tener dinámicas sociales e historias
diferentes, el ver reflexiones similares me impulsó a establecer una
relación reflexiva entre el Movimiento Kurdo y el Movimiento Zapatista.
La transformación intelectual y organizativa del Movimiento
Kurdo a través de la autocrítica y la adaptación de la autonomía
como una nueva política de emancipación, no solo son el trasfondo
histórico que ha creado la Revolución de Rojava, sino que también
definen el presente de Rojava. El hecho de que el Movimiento Kurdo,
primero, problematizara el poder en el sentido de romper con la
idea del Estado y posteriormente experimentara y se diera cuenta —
viviendo los conflictos de género dentro del movimiento— donde las
relaciones de poder pueden surgir en todas las áreas en las que el
patriarcado es dominante, y convirtiendo la crítica y la autocrítica en
una metodología de organización contra el surgimiento de los poderes,
han creado un cambio para que el movimiento siempre tenga una
capacidad dinámica y transformadora. Rojava, en este sentido, es una
experiencia revolucionaria que combina esta aportación intelectual y
organizativa del Movimiento Kurdo hacia una transformación social.
Por lo tanto, la autonomía expresada con el proceso de construcción
de la revolución y como se produce la transformación social, es una
de las interrogantes que se plantea este libro. Sin embargo, antes de
pasar a la autonomía de Rojava se van a encontrar con la historia de
su resistencia y en la segunda parte, “La historia común”, para poder
comprender las bases sociales de la Revolución y las subjetividades
del pueblo que la hizo. Esta parte se basa en una crítica fundamental:
la historia del colonialismo siempre se cuenta a través de las acciones
de la dominación (colonizadora), mientras que los pueblos colonizados
siempre han resistido por su libertad, como en Rojava, pero en lugar de
ver esta resistencia, la historiografía o las ciencias sociales tratan a estos
pueblos como víctimas del colonialismo. Esta forma de mirar reproduce
el poder dominante del colonizador. Para ello, subraya que la búsqueda
de la autonomía acompaña constantemente esta resistencia, trabajando
en la memoria común de la resistencia de los kurdos en Rojava.
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En la tercer parte del libro, bajo el título “La autonomía de
Rojava como movimiento”, analizamos la autonomía democrática y
el confederalismo democrático, que han sido los conceptos de lucha
del Movimiento Kurdo desde el 2003, en términos de teoría y práctica.
La negación del poder constituye el fundamento de estos nuevos
objetivos de lucha. La comprensión de la autonomía, que niega la
nacionalización y todo tipo de relaciones de dominación entre el Estado
y la sociedad, apunta a una nueva organización social democrática y
ecológica y a la liberación de la mujer; transforma la autonomía en
una práctica de coexistencia y de toma de decisiones entre diferentes
identidades étnicas y religiosas con el enfoque y la práctica de la
nación democrática. Y en esta parte, destacamos que el proceso de
construcción de la autonomía de Rojava no se ha determinado en los
nueve años transcurridos desde la declaración de autonomía y que
ésta se ha transformado a medida que se revelan sus prácticas, así que
es un proceso que continúa, por lo tanto, discutimos qué tendencias
viven estas prácticas y lo que revelan sus transformaciones. Las
condiciones de guerra y las políticas contra los insurgentes obligan
a institucionalizar la autonomía, a aceptar las relaciones y formas de
dominación del Estado-nación; por ello, el proceso de transformación de
las primeras asambleas populares de Rojava en la Federación del Norte
de Siria se han desarrollado bajo el riesgo de la institucionalización, de
forma similar a las otras experiencias de autonomía. Pero afirmamos
que las asambleas populares y las experiencias de las comunas pueden
superar este riesgo creando prácticas que movilicen a los pueblos
desde abajo. Por tanto, la posibilidad del Estado kurdo acompaña el
proceso revolucionario y la construcción de la autonomía como una
contradicción emocional, especialmente cuando hay ataques muy
violentos hacia los pueblos. El argumento principal de esta parte es
que en Rojava las comunas y las asambleas populares han superado la
cuestión de la representación y la democracia, y el acto de asamblea
se ha convertido en un movimiento; la comuna ha pasado a ser el
modo de vida cotidiano en Rojava, y la autonomía como experiencia
de relaciones que organizan la vida. Las prácticas de organización
popular, la creación de relaciones y espacios de decisión colectiva y la
capacidad comunitaria para realizarlas son transformaciones sociales
fundamentales que motivan al gobierno autónomo a profundizar
en la autonomía creando prácticas más autónomas, alejándose de
la institucionalización de tipo estatal y capitalista. La participación
del 50% de las mujeres en todas estas prácticas autónomas y su
organización propia permiten que la autonomía avance hacia un
terreno antipatriarcal.
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La última parte del libro trata sobre la práctica de la economía
anticapitalista en Rojava. Muchas revoluciones llevadas a cabo por
sociedades se han quedado solo en las páginas de la historia, porque
no pudieron organizar una economía anticapitalista para liberar al
trabajo del dominio del capital. Al igual que muchas experiencias
autónomas que han logrado tener autonomía política, pero que no han
sido capaces de independizarse del capitalismo mundial al producir un
capitalismo local, no han logrado realmente crear una emancipación
social. En este sentido, lo que determina el futuro de la revolución y
la autonomía es la capacidad de liberarse de las relaciones de capital
y crear una vida orientada por el valor de uso. Este riesgo, es decir, la
capitalización, también está presente en la Revolución de Rojava y en
la autonomía. Por lo tanto, en la última parte, analizamos la capacidad
de la revolución y la autonomía de Rojava para trascender y destruir el
capitalismo enfocando la organización de la economía anticapitalista
expresada como “economía social” en Rojava.
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La economía es una de las dimensiones organizativas de la
autonomía democrática; tiene como objetivo socializar la producción
y comunalizar la propiedad desde dos áreas, a saber, como economía
general (mixta) y economía de las mujeres (AborîyaJIN). Desde el
año 2014, cuando comenzaron a organizarse como comités y luego
como coordinación, han probado muchos métodos diferentes.
Al mismo tiempo que hay muchos usos y costumbres de los pueblos
en los campos básicos de la vida y donde se generan experiencias
espontáneas. Sin embargo, organizar una economía no capitalista y
poner fin a las relaciones capitalistas es una de las áreas más difíciles
para el Movimiento Kurdo y el gobierno autónomo de Rojava. Por eso,
todas las experiencias y problemas de las revoluciones pasadas de
repente se hacen visibles en la Revolución de Rojava. La principal razón
por la que es difícil deshacer el capitalismo es la mancuerna que ha
tejido con el Estado y el patriarcado y ahora con la guerra constante,
pero al mismo tiempo tiene que ver con el análisis del capitalismo por
el Movimiento Kurdo y la perspectiva de la economía comunal formada
a partir de este análisis. Mi objetivo principal ha sido discutir los
límites teóricos y prácticos de la economía comunal contra la totalidad
del capitalismo. Por tanto, en la primera parte del último capítulo, nos
centramos en las contradicciones entre la perspectiva y la práctica de la
economía comunal. Argumentamos que la perspectiva de la economía
comunal puede perder y ha perdido muchas de las experiencias de las
prácticas revolucionarias que han surgido durante la organización de la
economía, porque la necesidad de la economía anticapitalista no está
suficientemente internalizada y valorada ni por los cuadros y dirigentes
políticos ni por los pueblos. Por otra parte, me pareció necesario hacer
una reflexión general sobre el cooperativismo, ya que la perspectiva
de la economía comunal se basa en las cooperativas. Terminamos esta
discusión con el análisis de cómo se organizan las cooperativas en
Rojava y bajo qué características, dinámicas y limitaciones tienen. Este
análisis muestra que las cooperativas se experimentan en Rojava no
como estructuras de producción, sino como relacionales.
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Toda la discusión del libro se nutre de la experiencia de ser
kurda y de estar en la lucha durante muchos años, pero, sobre todo, la
última parte se alimenta fuertemente de la experiencia que tuve con
el Comité de Economía Democratíca en Bakur donde organizábamos
y apoyábamos las cooperativas igual que en Rojava. Muchas de las
preguntas y cuestiones que discuto en la última parte provienen de
esta experiencia y del campo de investigación que hice en Rojava.
Durante la creación de esta investigación visité Rojava dos veces,
con aproximadamente dos años de diferencia, y realicé estudios en
una amplia área. Mi primera visita fue entre enero y abril de 2018 y
la segunda fue entre noviembre y diciembre de 2019. Hay un ámbito
de guerra dura en toda Siria desde 2011; podemos decir que la región
de Rojava, aunque no está despoblada como otras regiones de Siria,
está bajo constantes ataques. De hecho, durante mi primera visita al
cantón de Afrîn, y también durante mi segunda visita, las regiones de
Serêkanîyê y Giresipîyê fueron atacadas por la invasión turca junto
con los yihadistas. Mi trabajo de investigación se desarrolló dentro de
las posibilidades de esta atmósfera de guerra. Sin embargo, a pesar
de la guerra y el ambiente de inseguridad que se crea especialmente
para las mujeres, se puede observar que los pueblos se unen cada día
más entorno a la autonomía democrática; la resistencia, la esperanza,
la transformación social que están presentes y que los individuos se
hayan transformado convirtiéndose en sujetos de la autonomía, todo
esto me ha hecho sentir que escribir sobre este proceso revolucionario
y transformador es mucho más vital que la destrucción y la violencia
causadas por la guerra.
.
No limité la investigación de campo a una región geográfica
específica; la diversidad social en Rojava y el norte de Siria han creado
una riqueza en la que cada territorio tiene sus propias subjetividades,
incluso entre dos pueblos vecinos. Por lo tanto, no quise limitar estas
diferencias a una geografía que representara la región en términos
científicos. Determiné el campo de investigación en términos de las
relaciones creadas por la organización de la economía no territorial. En
otras palabras, conduje mi investigación siguiendo a las comunidades
que forman parte de la organización de la economía social.
El trabajo de investigación consiste en entrevistas individuales,
colectivas; en la participación y observación de las juntas de las
cooperativas, asambleas populares, comunas, y visitas a éstas a su
vez a diversas áreas de proyectos económicos. La mayor parte de
mi investigación de campo está relacionada con la organización
económica, ya que tuve la oportunidad de realizar considerables
entrevistas y observaciones fuera del campo de la economía. Me reuní
con los copresidentes del Gobierno Autónomo de la región de Cezîre,
así como con la copresidenta del Consejo Económico, y asistí a las
reuniones de las Asambleas Cantonales de Qamishlo y Heseke como
oyente y observadora. Aparte de estas entrevistas y reuniones que en
su mayoría son grabadas en discusiones y observaciones algunas de
ellas no grabadas alimentaron la argumentación de este trabajo.
Durante el tiempo que estuve en Rojava, me alojé en las
casas comunales del Congreso de Mujeres (Kongra-star) y así tuve
la oportunidad de experimentar la vida comunal y los procesos
comunitarios. Una de las experiencias más importantes que me
impresionaron en Rojava fue que, además de estas casas comunales,
a través de la autonomía, se amplió la vida comunal en Rojava y en
el norte de Siria y se integró en la cultura local de la solidaridad y del
compartir.
.
Durante mi investigación casi no necesité dinero, vi un apoyo
increíblemente significativo de todas estas redes, relaciones y espacios
comunales. Donde me iba, me ofrecían comida y té, y luego muchas
pláticas. Los miembros de la coordinación de la economía social de
Rojava proporcionaron todos los enlaces para mis reuniones; yo
misma elegí a mis entrevistados y el conocer la estructura organizativa
y las formas del Movimiento Kurdo me facilitó la elección de mis
entrevistados creando un terreno de confianza entre ellos y yo. En
mi primera visita, tuve reuniones con los dirigentes de los comités
económicos de TEV-DEM y Kongra-star, quienes organizan el área de
la economía para entender la estructura organizativa de la economía
social. Preparé mi plan de visitas a las cooperativas con el Comité de
Cooperativas; así tuve reuniones con sus miembros y con las Casas de
Cooperativas (Mala Kooperatifa). Aparte de eso, tuve la oportunidad
de reunirme con innumerables comunas siguiendo las reuniones
populares de “una cooperativa para cada comuna” organizados por
el movimiento de cooperativismo que había lanzado el Comité de
la Economía de Mujeres (AborîyaJIN). En mi segunda visita, tuve de
nuevo reuniones con la Coordinación de la Economía para entender los
cambios y transformaciones que se han producido desde mi primera
visita hasta 2019. También tuve visitas en el área de cooperativas,
aunque muchas que había visitado en 2018 ya no estaban. Aparte,
para entender cómo el campo de la economía se relaciona e integra
con otras dimensiones de la autonomía, me reuní con el Movimiento
de Mujeres, la Academia de Jineolojî, la Aldea de Mujeres (Jinwar), la
Coordinación de Municipios y Ecología, el Gobierno Autónomo y los
copresidentes de las Asambleas Cantonales. Participé en numerosas
reuniones masivas, como campañas de solidaridad organizadas por
las comunas para los pueblos desplazados desde Afrîn y Giresipîyê
Serêkanîyê; igualmente visité plantaciones de árboles, marchas contra
la invasión, celebraciones de Newroz y marchas de mujeres. En este
sentido; la economía social determina el corazón de la investigación,
el tiempo que pasé en Rojava fue un proceso en el que siendo parte
de la vida anticapitalista pude experimentar, observar y lo que es más
importante, discutir con la gente.
.
Una de las situaciones más difíciles al hacer esta investigación
fue trabajar en un proceso en constante cambio y transformación. Por
eso no encontrarán a lo largo de este libro afirmaciones definitivas
sobre la revolución y el proceso de construcción de la autonomía en
Rojava, sino que, por el contrario, traté de subrayar las tendencias de la
autonomía, los esfuerzos colectivos para superar las contradicciones y
los conflictos y los límites por el tiempo; porque en Rojava la revolución
se lleva a cabo mediante la experimentación de los pueblos, sin estar
dominada por ninguna institución o pensamiento definidos.
.
Debo señalar que mi experiencia en Rojava estuvo acompañada
por el proceso de conocer al Movimiento Zapatista en Chiapas durante
mi estancia en México. Los pueblos de Mesopotamia y el territorio
maya, que fueron protagonistas de las revoluciones neolíticas y de
la civilización hace miles de años, continúan con este protagonismo.
Siguen luchando para hacer del mundo un lugar mejor y más habitable.
Cuando comprendí que sus luchas se han desarrollado durante miles
de años y que la democracia, el ser justo y, sobre todo, ser libre no es
solo una búsqueda política para estos pueblos, sino formas de vida, me
di cuenta de por qué miles de años después estas tierras siguen siendo
los centros de esperanza del mundo. Por eso, como una mujer kurda
de Mesopotamia, tocar el alma en las tierras mayas es lo más hermoso,
esperanzador y motivante que me pudo pasar. No es fácil que este libro
describa la totalidad de estas experiencias terriblemente ricas, porque
la vida es más que una investigación siempre y la lucha a veces es más
que la vida; pero si este trabajo crea un hilo para el puente de esperanza
que conecte estos dos importantes centros, logrará su objetivo.
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