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Desde la madrugada comienza a ecudriñar bajo la luz del mechero de kerosen ordenando los aperos para iniciar la jornada laboral que le aguarda al despuntar el día. La olla del café comienza a borbotear en el fogón y un olor envolvente inunda toda la morada cuando la coladora deja salir el primer tinto humeante que va a parar a la jicara que mueve entre sus manos con una calidez que denota un ritual que fusionan al hombre y al café en un magico intercambio de placeres. Los ojos se le avivan y un hondo suspiro se escapa de su pecho al saborear el primer sorbo de bolón. Así comienza el día del campesino en estas montañas cafeteras del Biscucuy de ayer. Hoy luces de neón alumbran las mismas madrugadas que despiertan al agreste para dar inicio a la faena campesina. En ambos momentos de esta historia patria, la mujer proporciona a esa estampa campesina la ternura que sale de su alma. Ella es parte fundamental en estas lides peremnes que se hacen continuidad garrida de la vida.
Un machete en cintura previamente afilado es el aparejo que le acompaña hasta el cafetal junto al canasto colgando de su talle que se llena de aquellas bayas rojas amarillentas fruto del esfuerzo mutuo en aquella asombrosa simbiosis planta hombre. Una vez lleno aquel canasto lo vierte en un saco que se apila al pié de un árbol esperando ser acarreado hasta el lugar acondicionado para las labores del tratamiento pos cosecha. Allí, la maquina despulpadora deja salir de un lado la semilla y del otro la piel o concha que despues de varios meses es tranformada por los microorganismos en abono orgánico que regresa a alimentar el suelo que un día le vió nacer.
Los patios de cemento se tornan esterados de café pergamino asandose a pleno sol para dejar salir la humedad y octener el punto ideal para la trilla. Otros, con hornos a base de gasoil le dan calor al grano secandolo de modo artificial y a mayor velocida aun en momentos en que la lluvia nos visita.
Seguidamente, maquinas trilladoras quitan la ultima covertura al grano, dejando al descubierto la almendra que será tostada hasta tornarse de un marron cobrizo que es cuando los aceites naturales se asoman para inundar con su aroma todo el pueblo. Eliel Escalona, uno de los muchos poetas de este rinconcito patrio, dibujó en su poesia este momento mágico al canto de "Biscucuy aroma de café tostao" que es la canción mas acertiva que plasma lo que estas serranías emanan para el resto del mundo.
Finalmente, diminutas particulas o polvo producto de la molienda de aquel grano que un día emergío de la tierra para crecer y dar el fruto que hoy se esparce por el mundo como el mejor atributo que nos entrega la naturaleza desde este rinconcito de la patria para el deleite de los mas exigentes paladares en el mundo.
Es este, amigos mios, el rrecorrido magistral del grano de oro, que lleva con su aroma todo el amor y la pasión de hombres y mujeres que ofrendan su vida por entero para entregarnos el mejor café que despierta la vida en este maltratado planeta.