La Comisión de Relaciones de la Internacional de Federaciones Anarquistas (CRIFA) expresa su apoyo y solidaridad internacionalista a las luchas del pueblo de Belarús contra la dictadura de Alexander Lukashenko, un movimiento de masas en el que participan nuestr@s camaradas anarquistas allí. La situación en Belarús se refiere a la dictadura autocrática que ha durado 26 años, la actual crisis económica, sanitaria y de servicios públicos. Una ola de protestas llenaron las plazas del país para pedir la retirada del dictador. Como anarquistas, no nos apasiona el debate sobre si las últimas elecciones presidenciales fueron justas o no. Simplemente queda claro que la gente de Belarús está diciendo "ya es suficiente": ya no quieren un gobierno que les mata de hambre, los golpea y los oprime.

Nos solidarizamos con los presos políticos bielorrusos y exigimos su liberación inmediata. También exigimos la reintegración de todos los trabajadores que han perdido su empleo por participar en huelgas o protestas, e instamos al cese inmediato de la represión. Denunciamos la violencia y los abusos de la políticas vigentes, y las fuerzas militares o paramilitares del régimen, que detienen, golpean y torturan arbitrariamente a sus opositores políticos. Exigimos la caída de un poder autoritaria que es un triste remanente del totalitarismo de la ex Unión Soviética, el cual todavía sirve como arma para la estrategia belicista de la Rusia de Putin que utiliza a su país vecino como punto de apoyo militar.

Sin embargo, de la misma manera que nos oponemos al militarismo ruso en Belarús, también nos oponemos al militarismo de las fuerzas del Atlántico (OTAN) en las Repúblicas Bálticas, junto con todos los ejércitos y todas las guerras que hacen los estados contra los pueblos. Del mismo modo, no compramos la retórica actual de la "libertad" occidental, ni de un posible papel mediador de la Unión Europea. El único papel que tiene la UE es gestionar los intereses del capitalismo europeo y, por tanto, como internacionalistas, nos oponemos a esta institución.

En cambio, hacemos un llamado a la solidaridad internacional entre todos los trabajadores y personas oprimidas y a todos los movimientos sociales que están comprometidos, en Oriente y Occidente, con el sindicalismo y los derechos de los trabajadores, con el derecho a la vivienda, con las movilizaciones feministas y LGBTQ, con la defensa de la tierra y el medio ambiente contra los especuladores, por la solidaridad y la ayuda mutua de los pueblos, por la ocupación de espacios, la producción de culturas alternativas y por la defensa de la sociedad civil a todas las libertades, contra la explotación y el autoritarismo, por citar solo algunos de nuestros ejes preferidos de intervención social.

Solo la participación directa de la gente en las luchas desde abajo puede marcar la diferencia y producir un movimiento que vaya más allá de la sustitución de un antiguo gobierno por uno nuevo, más o menos corrupto, más o menos autoritario. Entre todos los demás desafíos que enfrenta la humanidad, la pandemia actual ha confirmado que el Estado y el capitalismo no funcionan cuando se trata de la necesidad de solidaridad. Es toda la sociedad la que debe cambiar hacia la igualdad y la libertad, y el anarquismo es más que nunca la opción que nos planteamos para conseguirlo.

[Correo electrónico originalmente en inglés recibido desde secretariat@i-f-a.org. Traducido al castellano por la Redacción de El Libertario.]