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"De lo que tengo miedo es de tu miedo". (William Shakespeare)
Una de las herramientas preferidas que suelen practicar los centros de poder para controlar las poblaciones humanas, es inculcar el miedo en la poblacion a dominar. El miedo paraliza, el miedo hace retroceder, el miedo es un mecanismo de dominación y de control social. Una población con miedo es una sociedad presa, dócil e inmóvil.
En el club del miedo de los poderes imperiales y los dueños del mundo, se propuso ensayar su mejor acción de inoculación de miedo aplicado a la narrativa que implica el riesgo de morir en medio de una pandemia direccionada y controlada para desde ese escenario perfeccionar los niveles de dominación. Así, nos obligaron a encerrarnos, a taparnos el rostro, a distanciarnos y aplicarnos ciertas dosis de quién sabe que cosa, en unas vacunas de dudosa acción.
¿Quién no siente miedo si le dicen que hay un virus rondando que puede provocarte la muerte? De este modo, y manipulando la información, paralizaron al mundo en un ensayo de dominación universal perfectamente diseñado.
En Venezuela se aplica un método de control y dominio caracterizado por la criminalización de la protesta como una herramienta para inculcar el miedo en los sectores populares. Cómo un trofeo son exhibidos los campesinos caficultores de Sanare judicializados por ejercer la protesta cívica y ciudadana. Los obreros de las empresas básicas sienten la misma medicina, y ahora, campesinos cultivadores de hortalizas de las poblaciones andinas de los estados Mérida y Trujillo son detenidos a mansalva.
En las redes sociales circuló el Twitter en que el Fiscal General Tarek W.S. explica: "#Aprehendido el sujeto Ysnet Antonio Rodriguez Mambel quien en el Municipio Pueblo Llano de #Mérida: destruyó gran cantidad de alimentos ( zanahorias ) lanzándolos al río y violando la Ley de Precios Justos (BOICOT)… El mismo será #presentado el Lunes 19/06/2023".
Seguramente a ese sujeto, como despectivamente se refiere el fiscal, se le intentará aplicar la ley de la traición. Es su modo de actuar, así como en la época colonial, exhiben en la plaza mayor el decapitamiento de un "traidor a la patria". Más allá del método usado en la protesta, con la cual se puede o no estar de acuerdo, lo que llama profundamente la atención es la indiferencia hacia otras modalidades de traicionar la patria, como son quienes permiten inundar el mercado nacional con el contrabando o la importación desleal de café, de papas, maíz y arroz, sometiendo a nuestros campesinos y agricultores a una irracional, sanguinaria y desleal práctica, que pone en riesgo su actividad como productor primario. El contrabando y la agricultura de puertos, constituyen un franco y evidente boicot a la agricultura nacional, eso verdaderamente atenta contra la seguridad y la soberania alimentaria. El negocio del combustible direccionado por un estado mayor que se considera con poderes extra constitucionales para hacer de la distribución de combustible un perfecto desorden y un muy lucrativo negocio.
Sería bueno si con la misma voluntad política, iniciaran una investigación a quienes practican la importación de café, y a quienes permiten la inundación del mercado nacional de este producto proveniente de países vecinos, seguro estamos que estos no son precisamente agricultores. Que tal si investigan a quienes permiten que la agroindustria ahorque al campesino y agricultor condenándolo a perder su cosecha, pagando precios por debajo de los costos de producción en todos nuestros rubros agricolas. O algo más fácil, investigar y averiguar quienes quebraron Agropatria y quienes negocian con el combustible destinado a la agricultura.
También por miedo se hicieron los zoquetes con un tal "interinato" que puso en duda la seriedad del ejercicio de autoridad que exige la constitucionalidad vigente. La cabuya siempre revienta por lo el lado más delgado
El miedo recorre nuestro entorno, nos quieren empapados de terror, hay miedo a ser acusados de traidores, opositores y apatridas, pero justamente, son otros quienes están en ese lado de la calle. También los centros de poder sienten miedo, se vieron obligados a "recular", los campesinos judicializados asumieron presentarse ante la demanda de detención y fue tan importante la solidaridad manifiesta en todo el país que se vieron obligados a otorgar medida de libertad condicional. Sin embargo, se manifiesta un profundo desconocimiento de la realidad del campo venezolano. Ellos saben lo que ocurre pero se niegan a asumirlo. Se acusa a los campesinos de formar parte de una campaña de descrédito hacia el gobierno nacional, pero observen que no hay peor campaña que la propia gestión agrícola nacional. Un campo sin apoyo técnico, sin atención, sin insumos, un campo atropellado por la agroindustria actuando en yunta con el estado neoliberal opresor, esa es la peor carta de presentación.
La solidaridad manifiesta en nuestro campesinos mostró que podemos hacer cosas más grandes. La integración, la solidaridad, la unidad en la lucha, la visión integradora nos hace fuertes e invencibles.
Aunque el miedo nos roce desde cerca y erize nuestra piel, no hará mella en nuestra lucha, hace mucho aprendimos y asumimos como estilo de vida luchar por un mundo mejor y más justo. Desde entonces no podemos parar.