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En principio la frase anarquista “Ni Maduro ni Guaidó” parece correcta para entender y posicionarse ante Venezuela.. en el futuro cercano quizás, porque ahora mismo quien gobierna, quien administra la represión, la tortura, la muerte, el hambre y el exilio económico de los y las venezolanas es Maduro. Nadie más. Cierto que llega a ser divertido pensar que Venezuela tiene dos gobiernos (hasta he hecho algún chiste sobre ello) pero la realidad es que solo Maduro gobierna y reprime. Y que la lucha del pueblo venezolano sigue siendo para sacar a Maduro del gobierno para que se termine el hambre, la miseria, la expulsión, las ejecuciones, la tortura, la carencia. Maduro, para los y las venezolanas es el problema y no otro.
En Venezuela la gente no quiere más muertes, más hambre ni militarismo. Por eso la idea de unas elecciones les parece interesante, porque es todo lo opuesto a una guerra civil que es el sueño dorado de Maduro para mantenerse en el poder, a costa de la sangre venezolana. Esas elecciones, esa salida incruenta del marasmo, es lo que ofrece Guaidó (y ofrecería cualquiera que estuviera atento a las demandas de la gente en Venezuela). Una oferta que no puede concretar porque hasta hoy, hasta ahora, no es el gobierno, por más que se declare tal. Entonces ahora mismo no es lo mismo decir Maduro que decir Guaidó. Ahora.
Decir Ni Maduro Ni Guaidó plantea un falso empate, una falsa situación de igualdad, de posibilidades, de responsabilidades que no se condice con la realidad. Maduro es responsable de esta crisis y de toda la violencia que vive la gente de Venezuela, dentro y fuera del país. Guaidó llegado el momento será responsable de la actuación de las fuerzas represivas de venzuela, pero ese momento no ha llegado y quien sabe si llegará porque la situación de Venezuela es tan cambiante que no vale la pena anclarse en análisis ni en clichés.
Guaidó lleva tras de sí el respaldo del gobierno yanqui, como Maduro lleva el de los gobiernos ruso, chino y cubano, de los cuales Rusia y Cuba le sostienen también en lo militar. Todos los imperios, y aspirantes a serlo, tienen sus garras en Venezuela. Centrarnos solo en el imperio yanqui es trampear la realidad y seguir el juego del Madurismo. Una política antiimperialista de perspectiva anarquista debe ser contra todos los imperialismos y protoimperialismos que juegan en Venezuela para repartirse todos los botines que hay allá, que no es solo el petróleo, que por cierto, siempre estuvo mayormente en manos yanquis por muy antiimperialista que se hayan declarado Chávez y Maduro.
La situación compleja de Venezuela no se entiende desde el cliché y la simplificación, si no escuchando, atendiendo y dialogando con el pueblo venezolano y apoyando a lxs compas anarquistas que luchan allá, autogestionando la salida a la crisis. Hay que tener claro que el empeño de Maduro por quitar autonomía al pueblo venezolano ha tenido éxito, y que esa es la lucha principal anarquista ahora es por recuperar y recrear esa autonomía en Venezuela. Eso es lo que reprime el Madurismo y es lo que reprimirá cualquier gobierno de transición que le siga.
Que nuestras consignas no tapen la realidad, ni sirvan para quedar bien con nadie, menos con nosotrxs mismxs
El anarquismo actualmente existente querría que se fuese Maduro, se fuesen los militares, las policías, y que se autogestionase una Venezuela desde el pueblo venezolano. Pero eso no es lo que pasa ahora.
1 de febrero de 2019