EN VENEZUELA HAY UN SILENCIO QUE CONSPIRA ...

Es un silencio delicado, peligroso, comprometido, porque cuando estalle no hay quien lo detenga. Ese mismo silencio dio origen al 19 de abril de 1810, a la Guerra Federal, al Porteñazo, Carupanazo, al 23 de enero, al Caracazo, al 4 de febrero, al 27 de noviembre por nombrar algunos hitos históricos…

Permítanme en éste caleidoscopio de opiniones de la geopolítica latinoamericana y especialmente la de Venezuela, indicar algo que para muchos resultaría anormal, disociado o como quieran llamarle, al decir que lo que llama la clase dominante ESTADO y que no es otra cosa, que el instrumento que las CONSTITUCIONES legalizan, Constituciones que siempre hacen los de arriba para poder dominar a los de abajo, utilizan ese ESTADO para esconder la responsabilidad de sus ejecutorias que a través del gobierno realizan y donde la perversidad queda oculta, pues se roba, se encarcela, se asesina, se tortura, se persigue, se engaña y donde el lenguaje jurídico y político que les da la Constitución que ellos mismos elaboran les permite tender la telaraña donde se señala que vivimos en democracia. John Holloway, al referirse al Estado sostenía: “El Estado no sólo es monopolio de la fuerza; es también monopolio en el espacio de la palabra”. Algún alienado me diría, pero el Estado no te prohíbe hablar y yo le respondería, no se trata de eso, se trata que los que están escondidos y gobiernan detrás del Estado, pretenden que los de abajo asuman la conducta y el lenguaje que ellos quieren - es decir- asumir el discurso de los que manejan el poder, legitimarlo, aceptarlo sin objeciones, pues se trata de la retórica de los poderosos y los que dominan –en otra expresión- hay que asumir la relación dominante-dominado junto a la ideología de la clase que domina a nombre del Estado.
Todo gobierno tiene un doble objetivo –nos dice Miguel Bakunin- “Uno el dominio sistemático y legalizado de la clase dirigente. El otro es la conservación de sus privilegios estatales exclusivos y de su personal”.
Hay quienes creen que cuando se guarda silencio, frente al abuso de los que tienen el poder y utilizan el Estado para tales fines, es porque hay resignación y sobre todo déficit del lenguaje, al contrario de esta afirmación, en ese silencio hay convicciones, se encuentra un sentimiento, una forma de percibir, sentir, entender y comprender una realidad. En ese silencio a veces hay dolor, rabia, frustración pero también allí hay un discurso y ese discurso y esas convicciones se encuentran en el cerebro del que guarda silencio o de los que guardan silencio. Me refiero a los que cuando están presentes frente a cualquier injusticia, sólo se miran a los ojos y comunican sin hablar lo que sienten. Dirían los académicos y especialistas en semiótica: el silencio denota significados y no se expresa en palabras y por lo tanto es una forma de comunicar diferente a la de la palabra, de ese silencio que parece mudo surgen actitudes que se expresan en conductas y una de esas conductas es el rechazo a la injusticia, que se cometen por las relaciones de poder. Relaciones de poder que no permiten la igualdad, que establece diferencias de clase, que permite que los de arriba sometan a los de abajo.
Es un silencio delicado, peligroso, conspirador, comprometido, porque cuando estalla no hay quien lo detenga. Ese mismo silencio dio origen al 19 de abril de 1810, a la Guerra Federal, al Porteñazo, Carupanazo, al 23 de enero, al Caracazo, al 4 de febrero, al 27 de noviembre por nombrar algunos hitos históricos, hitos que seguiran marcando la historia contemporánea de Venezuela, por aquello de la propia dialéctica que trae consigo la lucha entre contrarios. Y es allí cuando el silencio se torna subversivo, porque se hacen presentes las confrontaciones, confrontaciones que pueden poner en peligro los privilegios de los de arriba, porque los de abajo empiezan a cumplir su rol histórico, de tratar de encontrar un país donde la democracia deje de ser letra muerta, para reivindicarla de manera que el pueblo pueda ser realmente poder, en aras de que la justicia en todos los órdenes sea realmente una práctica para libertad.
La palabra DEMOCRACIA, viene del griego demokratia, de demos, que significa pueblo y de kratos, que quiere decir poder. Por tanto, traducida o interpretada al castellano tiene su significado, que no es otro que poder del pueblo. Si reconocemos estos niveles de significación, las democracias donde quiera que se presenten, tienen que ser lo que encarna la palabra, que en criollo representan simplemente sistemas y regímenes políticos donde EL PUEBLO ES EL QUE MANDA.
Qué lejos estamos, dentro de estas conceptualizaciones, donde se utiliza la palabra democracia, simplemente para enmascarar sistemas de opresión, que sólo favorecen a los grupos dominantes en regímenes que conllevan a que una simple minoría disfrute las riquezas de los pueblos.


Publicado el 26 de marzo de 2018

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