A 150 años de la Comuna de París, marzo-mayo 1871

En un contexto marcado por la agitación obrera de la Asociación Internacional de Trabajadores, donde círculos de obrerxs revolucionarixs orientadxs por figuras como Marx, Proudhon, Bakunin o Blanqui, entre otrxs, pretendían acabar con el sistema de opresión capitalista y frente al desastre de la guerra franco-prusiana, y los sucesivos fracasos de los gobiernos bonapartistas y republicanos, los sectores más reaccionarios y promonárquicos ganan en las elecciones formando un gobierno republicano sin republicanos. Ante esto, el pueblo se alza en armas sin un partido que lo dirija, pero con el firme respaldo de la Internacional, convocando a elecciones locales y formando un gobierno popular revolucionario al que llaman Commune.

Aunque la proclamación de un gobierno comunal lo distancia de la propuesta anarquista, la Comuna implicó la primera experiencia práctica de transformación socialista donde convergieron todas las tendencias revolucionarias, contando con la decida participación de lxs anarquistas Louis Michel o los hermanos Reclus entre tantxs otrxs. Desde la Comuna emanaron diversas medidas revolucionarias como la disolución del ejército, expropiación de los bienes de la Iglesia, limitación de sueldos públicos, organización de cooperativas, etc.

La prensa burguesa montevideana seguía con preocupación diariamente los sucesos, desde El Siglo se leía; “Paris está en poder de los revolucionarios. (…) La república ya recibió su bautismo de sangre y estalló la revolución”. La crónica roja precursora de los actuales informativos centrales ya hacía de las suyas y advertía; “El populacho hace lo que le place y se le antoja; arrojó al Sena a un agente policial, (…) demuele un edificio y nadie lo contiene. En realidad la más vil canalla gobierna hoy en la capital de la civilización.”

Por otro lado, los sectores progresistas de la burguesía local ya difundían las corrientes revolucionarias, siempre que se encontraran lejos y no tocaran sus intereses, así el diario La Paz dirigido por José Pedro Varela publica manifiestos a favor de la Comuna redactado por el anarquista español Anselmo Lorenzo.

La brutal represión ahogó en sangre la Comuna, calculándose unxs 20.000 muertxs y varixs millares de prisionerxs, y deportadxs. Muchxs comunerxs vinieron a nuestras tierras huyendo de la represión, entre ellxs la familia Bernard quienes realizaron una intensa agitación revolucionaria en Montevideo, en el seno de la Federación Regional de Trabajadores del Uruguay, conformando la sección femenina de la AIT en 1881 y editando el periódico anarquista La Lucha Obrera en 1884. Durante la represión de la Comuna, fue la primera vez que se utilizó la fotografía como medio de fichaje policial, en ese sentido se dice que la familia Bernard asentada en Montevideo jamás permitió que se les tomara las tradicionales fotografías familiares.

La fecha quedó grabada en la memoria subversiva internacional y local. Cada año, los 18 de marzo eran conmemorados por la prensa anarquista y revolucionaria montevideana e internacional con notas y artículos reivindicativos realizándose charlas y actividades conmemorativas hasta los primeros lustros del siglo XX.

En el año 1900 el periódico anarquista local El derecho a la Vida evocaba: “Cansados de ser explotados y vendidos como carneros, sabiendo que la mayoría de la Asamblea legislativa era reaccionaria, los trabajadores no podían esperar ningún cambio en su situación económica y no quisieron desperdiciar la ocasión de estar armados, antes de liquidar las eternas querellas del oprimido con el opresor. Muy bien hicieron en desconfiar de sus diputados, lo acontecimientos graves que iban a producirse se lo probaron demasiado.”

La Comuna es parte de la grandes proezas colectivas de acción emancipatoria realizadas en el pasado, nuestro respeto a quienes allí dejaron su vida debe plasamarse en el estudio de ese tipo de experiencias para poder aplicar las enseñanzas en el presente con miras a un futuro no muy lejano, para que nuestra existencia no sea un triste transitar por una realidad impuesta, sino un potente torbellino que altere el rumbo del desarrollo capitalista imperante…

¡Viva la Commune!