Marxismo y religion

Para completar mi trabajo anterior, sobre la misma temática, escribo este. añadiendo textos de los creadores del marxismo-leninismo. Los marxistas contemplamos el laicismo, como base para un correcto relacionamiento con la gente creyente. Muchas veces se tergiversa y falsea groseramente la actitud de los marxistas para con la religión. Para nosotros, garantizar la libertad de cultos y de conciencias, y la libertad y posibilidad de estos de profesar su religión, es algo básico. El religioso, por supuesto, como nosotros, es un ciudadano más, con igualdad de derechos, deberes y obligaciones. La completa separación del Estado y de las iglesias, y de las iglesias de la educación, es algo elemental. El odio, la discriminación y la intolerancia contra los creyentes, debe ser penada. No hay lugar para Santos Oficios, Inquisiciones, pogromos ni cruzadas en una sociedad civilizada. A nadie se le privara de creer en lo que quiera creer, siempre en cuando no pretenda imponer por la fuerza sus ideas a otro. Toda libertad personal termina donde comienza la libertad ajena y de la sociedad. Es por eso que el Estado debe estar libre de religiones y de su influencia, si bien estadistas y funcionarios estatales puedan tener sus propias creencias. Ninguna organización religiosa debe dictar a la sociedad de quede hacer, seguir o creer. No hay lugar para los estados teocráticos. Si bien el religioso puede hacer propaganda para sus dioses y creencias, también debe haber libertad para la propaganda antirreligiosa, siempre cuando esta no sea amenazante, ni incite al odio antirreligioso. Todos somos humanos, y estamos destinados a colaborar pacíficamente y con tolerancia por el bien común, por el bien humano. No debe gozar de ningún privilegio ni el ateo, ni el religioso. Y es imposible meterse en la cabeza de cada cual para saber que piensa o cree, es lo que este hace en la práctica, o no hace, lo que vale y cuenta.
Necesitamos una vez mas aclarar nuestra posición, actitud y pensamiento, frente a este fenómeno, de raíz milenaria, y de que la tolerancia, compresión y respeto es lo que prima y debe primar. Es sabido todas las persecuciones que a través de la historia sufrieron los ateos y científicos, e incluso el creyente de la religión “equivocada”, por eso no debemos repetir tales errores. Solo el dialogo, y el trabajo mancomunado de marxistas y religiosos, y de otras ideologías, en aras de una sociedad mas justa, humana, y fraterna, puede esclarecer cual es el papel que todos y cada uno de nosotros cumplimos y debemos cumplir en el mundo. Por eso condenamos también las voces radicales surgidas de la propia izquierda, que posan se superrevolucionarios, y llaman al odio mas brutal contras la gente creyente. No, el enemigo principal es otro, y si no sabemos visualizarlo, con radicalismos infantilistas, estamos ayudando en la practica a ese enemigo fundamental, que azuza las diferencias entre ateos religiosos, para crear una brecha insalvable entre ambos, y ganar a los religiosos para la causa de ese enemigo fundamental. Ese enemigo fundamental que busca dividir para reinar, y que teme la unión de revolucionarios y creyentes para buscar una sociedad mejor.
Lenin escribía que “Engels calificaba de estupidez la vocinglera declaración de guerra a la religión de los blanquistas (anarquistas franceses de acción directa de Augusto Blanqui) afirmando que semejante actitud era el medio mejor para avivar el interés por la religión, y de dificultar la verdadera extinción de la misma” (extinción que nunca se hará poniéndolos a los leones del circo en el Coliseum, sino sola, por propio convencimiento al luchar en la práctica, codo con codo, con marxistas) Lenin:” El anarquista, al predicar la guerra contra Dios a toda costa, ayudaría, de hecho, a los curas, y a la burguesía (de la misma manera que los anarquistas ayudan siempre, de hecho, a la burguesía). La frase “guerra a la religión, es una frase anarquista” decía Engels. “Declarar semejante guerra a la religión, significaría- decía Engels- seria ser mas bismarckista que Bismarck” (mas papistas que el Papa, diría yo, aunque Bismarck no simpatizaba nada con los católicos…) “Superrevolucionarios” que sirven en la practica a los intereses de la burguesía, siendo funcionales a ella. Esa es la aspiración de la burguesía y de la reacción, apartar a la gente creyente de los revolucionarios, enfrentarlos y enemistarlos entre sí, mientras ellos estén entretenidos en disputas fratricidas, las clases dominantes explotaras dormirán plácidamente sin sobresaltos ni preocupaciones. ¿Que nosotros somos y seremos siempre partidarios de la batalla ideológica? Si, pero en clima de respeto, de dialogo abierto, y también de búsqueda de coincidencias y saber tolerar las diferencias, pues a menudo son muchísimas mas las primeras que las segundas. Si agrandamos el campo de aliados para las causas nobles, achicaremos el del enemigo. Pues buena gente, y gente nefasta, hay en toda creencia o no creencia, religiones y ateísmos. Lo que cuenta es como se desempeñan en la vida, lo que hacen en la práctica. Continuemos, Engels decía que: La kulturkampf de Bismarck contra el catolicismo, (persecuciones policiacas) solo contribuyeron a fortalecer el clericalismo militante de los católicos, colocando en un primer plano las divisiones religiosas, en lugar de las divisiones políticas, distrayendo asi la atención de la lucha de clases y revolucionaria, para reemplazarlas y reorientarlas, hacia el anticlericalismo mas superficial a la manera burguesa” Lenin decía que Engels acuso a Duhring (que posaba de superrevolucionario) de querer repetir en otra forma la misma necedad de Bismack. Asi fue que el Congreso de Erfurt de 1891 declaro “la religión como un asunto privado”. Engels aclaro posteriormente que se trataba de un asunto privado con respecto al Estado, pero no con respecto al marxismo y su partido obrero. (Este debía condicionar el trabajo del religioso que quiera ingresar en sus filas, y cumplir ciertos requisitos).
La mejor forma de ganar a los creyentes para la causa de la Revolución, era que ellos mismos adquirieran su propia experiencia en las luchas sociales. La concientización de ellos debe ser una tarea muy paciente. El materialismo dialectico se explica al creyente no en forma doctrinaria, sino luchando con él, codo con codo, hombro con hombro, en causas comunes.
¿Debe el partido marxista abrirle las puertas al religioso? Lenin escribía: “El marxista debe saber tener en cuenta toda la situación concreta, encontrando siempre el limite entre el anarquismo y el oportunismo, (este limite es relativo, móvil, variable, pero existe) y no caer en el “revolucionarismo” abstracto, verbal, y en realidad, vacuo del anarquista, ni en el filisteísmo y el oportunismo del pequeñoburgués, o el del intelectual liberal, que teme la lucha contra la religión, olvida esta tarea suya, se resigna con la fe en Dios, y no se orienta por los intereses de la lucha de clases, sino por el mezquino y misero calculo de no ofender, no rechazar ni asustar, ateniéndose a la máxima ultrasabia de “Vive y deja vivir a los demás”. “Desde este punto de vista hay que resolver todas las cuestiones parciales relativas a la actitud de la socialdemocracia ante la religión. Por ejemplo, se pregunta con frecuencia si un sacerdote puede ser miembro del Partido Socialdemócrata y, como regla general, se responde de modo afirmativo incondicional, invocando la experiencia de los partidos socialdemócratas europeos. Pero esta experiencia no es fruto únicamente de la aplicación de la doctrina marxista al movimiento obrero, sino de las condiciones históricas especiales de Occidente, que no existen en Rusia, de modo que las respuestas afirmativas incondicional, es, en este caso, errónea. No se puede declarar de una vez y para siempre y para todas las situaciones, que los sacerdotes no pueden ser miembros del Partido, mas tampoco se puede establecer de una vez para siempre la regla contraria. Si un sacerdote viene a nuestras filas para realizar una labor política conjunta y cumple con probidad el trabajo de Partido, sin combatir el programa de este, podemos admitirlo en nuestras filas. Pues en tales condiciones la contradicción entre el espíritu y las bases de nuestro programa por un lado, y las convicciones religiosas del sacerdote, por otro, podría seguir siendo una contradicción personal suya, que solo a él, afectase, ya que una organización política no puede examinar a sus militantes para saber si no existe contradicción entre sus conceptos y el programa del Partido. Pero claro está, caso semejante podría ser una rara excepción incluso en Europa, mas en Rusia sería muy poco probable. Y si por ejemplo, un sacerdote ingresase en el Partido y empezase a realizar en él, como labor principal y casi única, la predica activa de las concepciones religiosas, el Partido tendría que expulsarlo de esas filas obligatoriamente. Debemos no solo admitir, sino atraer sin falta al Partido a todos los obreros que conservan la fe en Dios; somos enemigos incondicionales de la más mínima ofensa a sus creencias religiosas, pero los atraemos para educarlos en el espirito de nuestro programa, y no para que luchen activamente contra él. Admitimos dentro de nuestro Partido la libertad de opiniones, pero en ciertos límites, determinados por la libertad de agrupación, no estamos obligados a marchar codo con codo, con los predicadores activos de opiniones que la mayoría del Partido rechaza” No tengo mas que agregar, Lenin lo ha explicado bien claro.
Sebastian Bestard Molina.


Publicado el 12 de octubre de 2020

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