A QUIEN EN EL PAÍS PUEDA INTERESARLE

Un conjunto de personalidades, activistas políticos sin militancia contraída en la actualidad, se ha reunido para formar un grupo de opinión ante la hecatombe vivida por nuestro país en todos los órdenes, consecuencia de la experiencia militarista del socialismo chavista reinante, capaz de haber convertido a una nación con una ficción de progreso basada en las bonanzas petroleras en otra en ruinas, provocando un éxodo inédito hacia América Latina, Estados Unidos, Canadá, Europa y Australia. La razón es la aplicación de un modelo económico financiero destructivo para garantizarle a Cuba su subsistencia haciendo caso omiso a cualquier modificación tendiente a recuperar el nivel de vida de los venezolanos.
Ante la indolencia oficialista se encuentra una oposición con una errática conducción en la creencia de la inexorabilidad de la dictadura y por ende, ha colaborado con ella para pervivir. Al margen, la presión internacional traducida en la postura del grupo de Lima, la del secretario general de la OEA, Luis Almagro, el empuje del gobierno norteamericano, ha presionado y ocasionado desde el inicio del año, la insurgencia de un liderazgo joven, pero conservador, representado en el diputado Juan Guaidó, quien funge de presidente interino ante la irritud de los comicios que le otorgaron la jefatura del Estado a Nicolás Maduro.
Nuestra idea es coadyuvar en la panacea para la catástrofe nacional la cual pasa por la salida del gobierno del chavomadurismo mediante diferentes formas de lucha que alcancen la solución. Vamos a ser unos voceros críticos porque no queremos repetir las experiencias anteriores, vale decir, colocar como una meta el paso al costado del gobierno para buscar desesperadamente un reemplazo. Chávez encarnó en el pasado la figura para reemplazar al puntofijismo en agonía y el resultado fue una escogencia peor como los hechos así lo confirman categóricamente. El militarismo no es la solución para un país con un urgente requerimiento de institucionalidad democrática y un cambio absoluto de rumbo en la conducción de Venezuela.
Tenemos plena conciencia de la dificultad creada por todas las experiencias de nuestra historia, plagada de autoritarismo, montoneras, arbitrariedades y dominio de los administradores de la violencia del Estado sobre la sociedad venezolana. Habrá que marcar una senda con una discursividad fundada en la libertad y en la democracia, amén del fortalecimiento de las instituciones demasiado frágiles ante el funcionariado dominante como lo corroboran los resultados. Después de la guerra civil por la independencia entre una población que defendían los intereses de Fernando VII Rey de España en contra de los criollos quienes gobernaban en los cabildos y pretendían liberarse de la tutela de la monarquía española, surgieron las guerras civiles más atroces que la primera por el control del continente de la América hispana y Venezuela no escapó de tal situación. El militarismo surge, en Venezuela, después de la pérdida de la primera república encabezada por el General. Bolívar, donde los civiles estaban achicharrados mientras solamente los generales peleaban en la guerra, la Escuela Romántica de nuestra historiografía ayudaron y contribuyeron a formar ese mito y ese culto en aras de beneficios, por eso se impone la necesidad de ir a la historia real sin ataduras.
Alguna gente tienen la mente en que estamos viviendo en una democracia cuando en realidad estamos en un régimen violador de los derechos humanos, donde hay medios censurados y los pocos medios de comunicación para que no lo cierren se autocensuran. Con esta creencia piensan que el régimen se puede combatir de forma democrática, pero es erróneo porque la fuerza de inteligencia oficialista funciona para ubicar a sus potenciales enemigos.
El mundo de desarrollo sostenido avanza en el proceso denominado Cuarta Revolución Industrial donde la inteligencia artificial, los algoritmos y la automatización de la producción y el consumo, el tren bala levitador, los vehículos eléctricos sin conductor, vienen reemplazando al estadio de la Tercera Revolución, caracterizada por la redes informáticas, las computadores y los teléfonos celulares, bien descrita por Alvin Tofler en su Tercera Ola, Jeremy Rifkin con el Fin del trabajo y por Peter Drucker, en el Postcapitalismo.
Pues bien, la Venezuela “potencia” y con las reservas petroleras más grandes del mundo, está ajena a todo el precedente avance de progreso a pesar de haber transitado cinco enormes bonanzas económicas y financieras. La de 1918 gracias al café y el cacao cuyos precios se elevaron al infinito por la Gran Guerra, la de 1927 cuando por primera vez se comenzó a exportar el oro negro como fuente energética, las de 1973 y 1978 por la subida de precios del barril de crudo consecuencia de la guerra del Yonkipur y la de Irak e Irán, respectivamente; y la última en este siglo por diferentes factores capaces de haber elevado considerablemente el valor de los hidrocarburos.
La clase política venezolano ha demostrado no tener sentido del país al despilfarrar las mencionadas cinco situaciones que otorgaban al Estado venezolano la disponibilidad para hacer las inversiones necesarias con miras a industrializar al país, desarrollar la industria petroquímica y en general, incorporarnos al despegue hacia niveles superiores para elevar la calidad de vida de nuestra población al resolver los problemas básicos, de vivienda, educación, salud, seguridad social y servicios. Las cúpulas se limitaron a despilfarrar y apropiarse del excedente petrolero y hacer un coro de cumplimiento de los planes de los factores mundiales de poder que consideran a Venezuela como un mero proveedor de materia prima para la economía internacional que ellos controlan. Gómez, Pérez Jiménez, el puntofijismo y el chavomadurismo fueron los ejecutores de los designios antes señalados. Incluso, muchas transnacionales energéticas están apoyando a la dictadura nacional porque hay coincidencia de intereses.
Como se aprecia, no se trata de un simple cambio de nomenclatura sino de una profunda transformación para incorporar a Venezuela al progreso cuya concepción está en cuestionamiento contemporáneamente. La búsqueda es hacia niveles de satisfacción de las necesidades primarias de la población, combatir la pobreza, enderezar la economía y las finanzas, rescatar la moral pública y general, cero impunidad con la corrupción y el delito, desarrollar el entramado institucional, fomentar la descentralización del poder a través del otorgamiento de autonomía funcional y financiera a los municipios y las regiones, concederle a los entes municipales y regionales la potestad de crear impuestos e incluso la posibilidad de endeudamiento externo, reestructurar las fuerzas armadas sin posibilidad de dirigir, gerenciar y administrar al Estado y reducirla a sus competencias básicas, crear un Ombudsman apto para defender los derechos humanos frente al Estado, un órgano electoral con presencia de todos los sectores y un registro electoral auditable, un poder judicial independiente al igual que la contraloría y la fiscalía.
Las modificaciones precedentes se harán por intermedio de la Asamblea Nacional, órgano que realizará las ejecuciones de carpintería como las reformas legales y constitucionales. Contemplar la probabilidad de una nueva Carta Magna sin necesidad de convocar una constituyente, como se realizó con la de 1961, porque el fetiche normativo no resolverá los problemas sino la efectiva materialización de aportes autonómicos en el plano económico, político, financiero y cultural. El instituto emisor deberá actuar con criterio propio y autónomo no siendo un satélite del gobierno pero tampoco de los organismos multilaterales.
La política monetaria deberá establecer la paridad del Bolívar con base en la oferta y la demanda y no fijarla unilateralmente el Estado porque propende a revalorizar nuestro signo monetario y abarata las importaciones creando un país dependiente de los productos y servicios del exterior dañando la producción nacional. El establecer un valor del Bolívar por decisión del ente oficial produce corrupción, mercado negro de divisas y por encima de todo, una economía de puertos.
Asimismo, se debe romper el rentismo petrolero para desarrollar la petroquímica y la industrialización que aguas abajo es el proceso más rentable y con mayor valor agregado. De la misma manera se ha de reducir ostensiblemente el extractivismo porque toda la minería es antiecológica. El carbón en el Zulia y la explotación indiscriminada del Arco Minero, son ejemplos de los daños a las etnias y al ecosistema. En el peor de los casos la siderúrgica se puede manejar con seiscientas personas y mucha tecnología para poder producir ganancias. De lo contrario habrá siempre una situación de conflicto cuyo epílogo ha sido la paralización de actividades.
El personal militar, policial y de control cubano debe salir de Venezuela porque constituye una espada de Damocles para nosotros puesto que dirigen las políticas disciplinarias al dominar los registros, notarías, puertos, aeropuertos, entidades policiales y militares así como la identificación nacional e interfiera en la autonomía y seguridad del Estado. Las formaciones guerrilleras colombianas también deben hacer mutis y la presencia de Hezbollah y cualquier otra representación china, rusa, americana, iraní y turca con fines más allá del intercambio comercial.
La economía hay que diversificarla para no seguir padeciendo la enfermedad holandesa inferida de la cultura petrolera. Abrirse hacia el turismo así como a la manufactura privilegiando la producción nacional, explotar la industria petroquímica y a las industrias del futuro, la biotecnología, la ingeniería genética, la robótica, la microelectrónica, la informática y demás áreas de inversión innovadora.
Las anteriores son ideas para un diseño del nuevo país en el cual aspiramos vivir e incluso morir con dignidad. Por supuesto, es menester la salida de la dictadura pero reemplazándola con un proyecto con los rasgos antes esbozados y no un pedestre cambio de gobierno o de liderazgo. Basta ya de cambios arreglados, floretes abotonados y toros afeitados porque así seguiremos hundiéndonos en las profundidades de la miseria material y espiritual. Es un momento estelar que si no se aprovecha podrá haber algunas mejorías, porque cualquier opción es mejor que la del chavismo, pero el objetivo es dar el salto que nos permita ingresar a la postmodernidad. Este es el reto que tenemos planteado.
ISRAEL JASPE/ HERNÁN ACOSTA/ HUMBERTO DECARLI/
ROBERTO VIERA/ SANTOS SIMANCAS


Publicado el 1ro de agosto de 2019

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