LA RECOLONIZACIÓN DEL PLANETA: UNA REALIDAD IMPUESTA EN EL MUNDO GLOBALIZADO.

En nuestros países latinoamericanos, la condición de subdesarrollados, es producto de la creación histórica del modelo capitalista y se consolida en el mundo globalizado, donde los impulsores del socialismo y el capitalismo tratan de hacerlo imperecedero.

El grave problema socio-económico que confronta América Latina y particularmente Venezuela, es parte del desafío que tenemos que enfrentar como pueblo y pieza fundamental de ese reto e históricamente ha quedado demostrado así, es que la misma tiene que ventilarse en la protesta de calle, entre gas del bueno, barricadas, huelgas locales y nacionales, protestas estudiantiles, presos y torturados y cuando se va más allá, el pueblo siempre coloca sus muertos. La guerra de independencia fue un claro ejemplo de ello, la guerra federal, el carupanazo, el porteñazo, el 23 de enero del 58, el 4 de febrero y el 27 de noviembre, sólo para nombrar algunas referencias que han marcado un hito en nuestra historia, donde hay que indicar lamentablemente, que sus ideales por medio del cual nacieron fueron vilmente traicionados por quienes después tomaron el poder.
En medio de éste caleidoscopio de conflictos sociales, se viene notando algo muy interesante en el descontento actual, que para muchos puede ser una observación muy subjetiva, pero se nota, se manifiesta – en esas trifulcas- la no intervención de los partidos políticos llámense de derecha o izquierda, pues se les rechaza por los niveles de corrupción manifiesta que han desarrollado.
Nuestra crisis socio-económica es provocada, esta dirigida y orientada por quienes desde hace tiempo la planificaron y permanentemente la actualizan y cuya teoría se sustenta basada en la perdurabilidad del poder y la recolonización del planeta, es la doctrina del neoliberalismo en el aspecto social, económico, cultural, político, militar –entre otras variables- que desarrolla el ESTADO PROFUNDO y que ve la tierra como mercancía.
Hay que reconocer que es una guerra a muerte, hay que concientizarla de esta manera, no se trata de cambiar un presidente por otro presidente o de unos ladrones por otros ladrones o de un partido por otro partido –ya lo hemos dicho- el modelo impuesto por ese ESTADO PROFUNDO, llámese capitalismo o socialismo es para explotar hasta más no poder nuestros recursos naturales con la complicidad de las rémoras, ladrones y verdugos que nos gobiernan.
El llamado socialismo y el capitalismo son impulsores del paradigma globalizador, son impulsores del colonialismo, son responsables de éste desastre en que nos han sometido, son elites que se quieren consolidar en el poder, todos hablan de la democracia, del bien colectivo, de la igualdad social, del bienestar de las naciones, pero en el fondo sólo promueven la miseria y el empobrecimiento de los pueblos, para poder someterlos con las migajas que sobran de la rapiña que le hacen a las naciones, bajo la figura de “ayuda humanitaria”. En definitiva, nuestros países latinoamericanos, la condición de subdesarrollados, es producto de la creación histórica del modelo capitalista y se consolida en el mundo globalizado, donde los impulsores del socialismo y el capitalismo quieren hacerlo imperecedero.
Tratan por todos los medios –los que promueven estos modelos de economía- “… una sociedad que paulatinamente va vaciándose de pensamiento crítico, que va masificando sus gustos, asimilando la idea de que los que no triunfan son incapaces, o sea, que el éxito económico, político-social, está al alcance de la mano dentro del juego de una libre competencia, y que no hay barreras estructurales para el ascenso individual, en una sociedad que ante la frustración lógica, entre expectativas, aspiraciones y realidades, acude a ciertas formas de conducta desviada, suicidio, delincuencia, droga, alcoholismo, o también para resolver la incongruencia de “valores para la acción” que le fueron y les son inculcados , se refugia en la psicoterapia que a veces sólo intenta una respuesta de términos individuales a un problema de índole fundamentalmente social”. (CALELLO, Hugo. “Ideología y neocolonialismo”. Ediciones de la Biblioteca de la Universidad Central de Venezuela. 1976. PP. 17-18.)
Pero a pesar de toda esta situación, en nuestra América latina están surgiendo escritores, poetas, profesores, periodistas, militares, grupos ecológicos, círculos de estudio, investigadores sociales que de alguna manera han aportado valiosas contribuciones para una verdadera visión del nuevo contexto que se esconde detrás del paradigma globalizador y que se oponen radicalmente a que se siga desarrollando esta civilización de la muerte, donde los seres humanos no tienen ninguna posibilidad de ser sujetos históricos, constructores de su propia realidad y dejar de hacer lo que ordena el colonizador venga de donde venga. La civilización de la muerte, no permite la intervención y creación humana de los pueblos. Lo que les importa es la adaptación de las sociedades a vivir en condiciones de esclavitud.
Hoy más que nunca se nos plantea la necesidad de un nuevo proyecto civilizatorio, nuestro Simón Rodríguez lo planteo hasta la saciedad, que no imitáramos que inventáramos –nos decía- no importa que nos equivoquemos, pero era y es necesario encontrar nuestro propio camino y permítanme concluir estas letras llenas de esperanza y redención citando a Holloway: “El cambio revolucionario es más desesperadamente urgente que nunca, pero ya no sabemos que significa “revolución”, Cuando nos preguntan, tendemos a toser y a farfullar y tratamos de cambiar el tema. Nuestro saber es, en parte el no saber de aquellos que están históricamente perdidos: el saber de los revolucionarios del siglo pasado fue derrotado. Pero es más que eso; nuestro no- saber es también el no-saber de aquellos que comprenden que no-saber es parte del proceso revolucionario. Hemos perdido toda certeza, pero la apertura de la incertidumbre es central para la revolución. “Preguntando caminamos”, dicen los zapatistas. No sólo preguntamos porque no conocemos el camino (no lo conocemos), sino también por preguntar por el camino es parte del proceso revolucionario mismo.” (HOLLOWAY, John. “Cambiar el mundo sin tomar el poder”. Edit., Vadell hermanos, 2005. PP. 308-309).


Publicado el 29 de marzo de 2019

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