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Venezuela vive un momento pre-insurreccional. Quien no se ha dado cuenta es por que no ha estado en la calle y se siente bien servido por la información de los medios de comunicación controlados por la censura. Tras el proceso de degradación que lo ha convertido en una dictadura, la gente le ha perdido el miedo al gobierno y a su represión. A diferencia de otros momentos de protesta anti-chavista, ahora se han sumado los sectores populares, tanto en Caracas como en otros lados del país. En el enfrentamiento a la represión se establecen coordinaciones informales para repeler los ataques con lacrimógenas y perdigones, así como para socorrer a los heridos. Existe en el ambiente un deseo de cambio, y hay tantas propuestas como personas movilizadas. Circunstancialmente, luego de haber entregado dócilmente el Referendo Revocatorio que significó la ruptura entre la dirigencia opositora y sus bases de apoyo, un sector de los políticos está recuperando su representatividad, pero luego de haber sido presionados por la masa para que se incorporaran a la protesta y sufrieran los mismos efectos de la represión que el resto. No obstante, y esto hay que subrayarlo, la relación entre la gente y los partidos político ha cambiado, y ya no es el seguidismo que existía antes, bajo el chantaje de la "unidad antichavista". Si no existen factores que mantengan y aumenten esta tensión, hasta el desborde, los políticos podrán recuperar su protagonismo. Los muertos por la represión ya son varios, y decenas los presos por protestar. Mientras escribo esto personas están siendo torturadas por participar en las manifestaciones, mientras la gente se prepara para salir de nuevo este 19 de abril.
Mientras que el enfrentamiento contra el Estado alcanza estos niveles, la situación de las izquierdas "revolucionarias", incluyendo los anarquistas es patética. Los anarquistas sufrieron el mismo proceso de debilitamiento que el resto de movimientos populares, divididos por su apoyo o rechazo al modelo de dominación bolivariano. Si bien nunca se tuvo una gran influencia, lo poco que se había construido en años anteriores ya no existe. El periódico El Libertario, la única publicación regular con la que se contaba, ha dejado de aparecer. Los blogs y espacios virtuales se encuentran en su mínima expresión. Los cónclaves reales de encuentro ya no ocurren, pues muchos compañeros sobreviven difícilmente a la crisis económica. Inclusive el "anarquismo" pro-gubernamental ha desaparecido, siendo funcionarios algunos y tras haberse ido del país otros. Con todo y esta situación, los "anarquistas" parecen contentarse con dar lecciones de pureza revolucionaria desde sus computadoras, mientras la gente real -con sus contradicciones y limitaciones como nosotros- se enfrenta realmente a la represión y al gobierno.
Ahora no tenemos incidencia en los acontecimientos, pero la única manera de generar condiciones para tenerla en un futuro es participar en los movimientos de la gente contra la opresión, fortaleciendo los procesos de auto-organización y autonomía al margen y en contra de los partidos políticos. No, no es la "revolución" que nosotros queremos en nuestras cabezas teóricas, sino las agitaciones y procesos reales de gente de carne y hueso contra los factores de poder concretos. Mantenerse al margen es condenarse a ser una "secta" para iluminados, una condición que defienden algunos, pero que rechazamos quienes deseamos que nuestros valores, y no nuestras etiquetas, sean vividos por la mayor cantidad de personas.
Objetivamente, el desprestigio del marxismo como consecuencia de la degradación del chavismo -"la corrupción a grado extremo" en palabras de Noam Chomsky"- generan condiciones objetivas para que el anarquismo tenga capacidad de dialogar, como nunca antes, con el futuro de este país. Pero también hay que entender que muchas las formas en que esos valores se materializaban -el cooperativismo, la agricultura urbana, etc- también fueron pervertidos por el bolivarianismo. Los anarquistas deberán realizar un profundo esfuerzo de reinvención teórica y práctica para tener la capacidad de incidencia a futuro.
A nosotros nos toca elegir: Quedarnos al margen y sepultarnos junto al resto de las izquierdas en el velorio chavista, o intentar ser una alternativa vigente y consecuente. Tu decides donde nos vemos: O en la calle o detrás de las computadoras.