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A Fabricio lo llevaron al Panteón. Nos preguntamos si él, que tanto luchó contra la dictadura, habría estado de acuerdo con la situación de la Venezuela actual; tal vez esté en el Panteón en contra de su voluntad. Eso suponemos, mas nunca lo sabremos, ya no contamos con su voz, aunque su pensamiento se halle plasmado para siempre en la historia venezolana y en el sentir de quienes admiramos su honestidad, hidalguía y coraje.
Con ese merecido traslado (nadie lo pone en duda) de sus restos al lugar más sagrado de nuestra Patria, la hipocresía armó un parapeto, de eso sí estamos seguros. Toda la parafernalia se hizo presente con la intención de lavar el rostro de unos bandidos.
A Douglas Bravo, de casi 85, luchador incansable, vivo y absolutamente lúcido, se le prohíbe expresarse en el programa Vladimir a la 1, que suele transmitir Globovisión. Son estas actitudes del régimen, las que conllevan a pensar que la “revolución” tomó un camino equivocado, que no se respeta la voluntad del pueblo y que se aprovecha el silencio de los muertos para manipular la conciencia de los ignorantes.
Extrañamente, la verdad que se oculta, mancha; el poder envilece y apesta, cuando sólo se utiliza para beneficio propio y no para el desarrollo de nuestro pueblo, sumido hoy en una terrible crisis que amenaza con aniquilarlo.
¡Fabricio, paz a tu alma!
¡Douglas, sigue luchando, sabemos que esa censura de Globovisión hoy, esconde grandes verdades!
09/02/2017.