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“La avaricia es un pozo sin fondo que agota a la persona en un esfuerzo interminable por satisfacer sus necesidades, sin llegar nunca a conseguirlo.” ERICH FROMM
Desde que se estableció que los precios del café estarían anclados según el comportiento de la bolsa de valores de NY, se pensó que el asunto caminaría de manera normal, pero es que el mundo del comercio, el mundo del endemoniado mercado, no deja de tener bemóles que obstruyen y conducen su curso normal y lo direccionan hacia senderos creados para favorecer los intereses de quienes dominan este escenario atróz donde se mueven a su antojo. El mercado nacional del café es direccionado por sectores de poder, y estos generan condiciones que les permite subir o bajar los precios según su conveniencia. Facilitan y toleran el contrabando del café para forzar los precios hacia abajo.
La vida avanza mientras los caficultores se preparan para lo que pueda venir, Hay mucho de oportunismo en nuestros dirigentes, Se acomodan según sea el momento, se adaptan según sus intereses. Este año que se asoma a la vuelta de la esquina, será un año pre-electoral, y en ese instante se convierte este año nuevo, en 365 días de oportunidades para vomitar sus discursos oportunistas, que les lleve a adormecer a los incautos.
Recién, el martes 02 de noviembre nos reunimos en Biscucuy los caficultores y las más altaa autoridades de la CVC entre ellas su presidente Alfredo Mora, para acordar unas medidas que fovorescan al caficultor, pues los precios se vieron afectados provocando una baja sustancial muy por debajo de los costos de producción. La CVC diligentementente ofreció el precio hoy acordado, aquello fue aplaudido a rabiar. Estos acuerdos, apenas un día después vienen siendo irrespetados por los compradores de café autorizados por la corporación. Salimos de la reuniones un tanto optimista, pero olvidamos que el capitalista está hecho con piel de acero, y le importa poco o nada nuestra condición.
En este caso ocurre que la CVC debe pechar legalmente a los compradores, para garantizar que se cumplan los precios acordados de 250$ por quintal de café, Por este mes. Por otro lado, algo que no podemos dejar de machacar, la necesidad de avanzar con seriedad y decisión hacia la organización gremial de los caficultores.
Mientras no nos organicemos, seguiremos en el mismo tema como ha ocurrido siempre. Nadie defenderá nuestros derechos, sino somos nosotros.
Todo este mundo del comercio del café es realmente demoledor, y no hay quien nos proteja, a los compradores le fiamos el café, ellos lo venden y después nos pagan a nosotros, lo que es lo mismo, trabajan con nuestro dinero, funcionan igual que los banqueros, somos nosotros quienes los financiamos.
Urge estructurar la integración nacional de caficultores, una organización gremial autónoma y combativa, no puede retardarse más, es la única posibilidad de darle direccionalidad a nuestra lucha en la defensa de los derechos cámpesinos.