En un mundo dominado por la mentira y el engaño, la sinceridad absoluta es un arma revolucionaria.

La construcción y desarrollo de un proyecto tan ambicioso como Fair.coop no es cosa sencilla. Se trata de algo que nunca se había hecho antes, al menos a nivel global y, por tanto, cada paso supone explorar zonas completamente nuevas en un territorio hostil. Es imprescindible la valoración objetiva de todos los detalles momento a momento, la apreciación de todas las percepciones que conforman lo que llamamos "inteligencia colectiva", la aceptación de los errores y una capacidad de maniobra inusitada. ¿Es posible? ¡Claro que sí!

LOS DESAFÍOS

Hay una serie de asuntos que siempre deben abordarse sin tratar de disfrazarlos ni ocultarlos. El valor de una comunidad depende de la sinceridad con la que pueda enfrentarse a cada reto. Es la base de la confianza y la salud social.

Más de 100 o 150 personas es imposible que trabajen juntos. Es un hecho demostrado, a no ser que permanezcan cohesionados por miedos, estructuras jeráquicas indiscutibles, identificación con ideas o símbolos así como creencias artificialmente construidas. A partir de ese número crítico de personas, eso sí, podría entrar en juego el concepto "inteligencia colectiva" y esto supone, invariablemente, la necesidad de aceptar ideas diferentes a las nuestras y transitar por caminos consensuados. Caminos que no siempre serán los que individualmente hubiéramos escogido. La ventaja, superando este reto, es que el total de inteligencia funcional será notablemente más poderosa que la suma de las inteligencias individuales.
Las ideas siempre son construcciones imaginativas pero nunca realidades objetivas. Realidad es la tierra, un bosque, las plantas, los animales, las personas o el aire que respiramos. Mitos construidos con la imaginación son los dioses, los Estados, las monedas, las leyes y todas las ideas culturales en general que no sean el simple planteamiento de cultivar un campo o construir algún tipo de herramienta o artefacto.

FairCoin es un mito, tanto como cualquier otra moneda o el sistema bancario. Nada de esto tiene entidad objetiva propia. Existe o influye en nuestro devenir por la vida en la medida en que creemos en esos mitos. Exactamente igual que los dioses cuando formaban parte de nuestras creencias existenciales.

Si llegamos a tenerlo claro, podremos seguir construyendo un edificio imaginario de ideas alrededor de otras ideas apoyando la evolución no biológica de la humanidad. Exactamente igual que se ha construido el capitalismo a nuestro alrededor sin apenas darnos cuenta hasta llegar a ser algo tan infiltrado en nuestras vidas que resulta casi imposible cuestionar su inevitabilidad. En el caso de FairCoop algunas personas pretendemos construir algo alrededor de otros mitos. La vida, en esencia, con toda su carencia de sentido transcendente, consiste, básicamente en una serie de necesidades fisiológicas y en una especie de juego en el que lo más interesante es obtener espacios de libertad y algo parecido a lo que llamamos felicidad. Si somos honestas, esto estaría plenamente satisfecho con un poco de tierra para cultivar nuestros alimentos, unas relaciones sociales agradables y la cantidad adecuada de libertad y tiempo libre para disfrutar del juego. A partir de ahí, todo lo que restaría, sería conseguir objetivos semejantes para todo el mundo partiendo de la irrealidad construida en la que nos hallamos inmersas en el momento actual.

FAIRCOOP, ALGUNOS CASOS DE ESTUDIO

FairCoop plantea una idea revolucionaria que consiste en construir una economía al servicio del bien común en contraposición a la economía capitalista dominante en la que una élite privilegiada se apropia de los recursos de la tierra, los medios de producción y mantiene al resto como fuerza de trabajo controlada al servicio de sus propios intereses.

Para conseguir sus fines, FairCoop hace uso de una herramieta que es propia del sistema capitalista: una moneda, el FairCoin. Esto no es un problema en sí mismo. Como herramienta una moneda es comparable a una motosierra que puede servir tanto para cortar leña como para descuartizar a una persona. Bien usada, una moneda puede ser una herramienta cómoda y conveniente para las relaciones socioeconómicas. Esa es la idea, aunque no exenta de complejidades.

FairCoin es una moneda más o menos descentralizada, fuera del control de estamentos capitalistas y esto es bueno para la mayoría de las personas. Pero la moneda, en sí misma, es una construcción imaginada y libre; cualquiera puede hacer uso de ella como quiera. La idea es hackear el sistema capitalista y obtener recursos de ese mismo sistema para construir algo diferente.

FairCoop se planteó desde el principio usar esa moneda en su propio ecosistema y dejar también que parte de ella se compre y venda en mercados especulativos. Si FairCoop tratara de impedir eso terminaría pareciéndose a un Estado controlador. El valor de la moneda reside en la confianza que le otorgue la comunidad. Ni más ni menos que como ocurre con cualquier otra moneda.

Dentro de la propia comunidad de FairCoop se decide el valor de esa moneda en relación a otras como el Euro, cuyo conjunto de fieles creyentes es notoriamente mayor. Actualmente se ha consensuado que 1 FairCoin es igual a 1,2 Euros. Al dejar que la gente ajena a FairCoop la compre y venda libremente por el valor que esos mercados especulativos decidan permite a FairCoop también participar en ese juego cuando le conviene. Así puede obtener Euros vendiendo cuando sea necesario parte de sus FairCoin que, con el tiempo y el crecimiento de la comunidad, deberían ir incrementando su valor. De esta manera se puede financiar su desarrollo en aquellas partes en la que no es posible hacerlo usando FairCoin. Es David frente a Goliath y la honda es este truco que permite extraer recursos del sistema capitalista.

Naturalmente esto funciona muy bien cuando los mercados especulativos otorgan un valor a FairCoin cercano al que ha decidido la comunidad. En el contexto de un desplome generalizado del valor de las monedas electrónicas alternativas en dichos mercados el truco falla; cuando en esos mercados el FairCoin tiene un valor muy por debajo del que ha consensuado la comunidad para sus propios intercambios. El problema se agrava si la situación se alarga (como es el caso) si, además, hemos construido la idea de FairCoop alrededor de estas premisas:

1) Que el valor de FairCoin en la comunidad nunca baje una vez que se ha establecido.

2) El compromiso de cambiar a Euros los Fair obtenidos por transacciones comerciales de aquellas productoras, comercios o personas que los aceptan, en caso de que los necesiten.

3) Las personas o colectivos que realizan trabajos remunerados para la comunidad de FairCoop y que cobran en Fair también tienen derecho a cambiarlos a Euros.

En situaciones críticas, como las que vivimos, el hack básico y, lamentablemente (hasta el momento) casi único¹ es totalmente ineficiente para mantener esta construcción. Esta situación podría destruir total y rápidamente a FairCoop si no fuéramos capaces de rectificar el rumbo a tiempo.

La solución solo puede ser drástica pero de eso precisamente es de lo que debe ocuparse la inteligencia (colectiva): de maniobrar a tiempo. Por el momento parece que el punto 1 es inamovible. Por tanto, además de otras medidas que deberían desarrollarse inmediatamente, solo queda actuar en el 2 y el 3.

Respecto al 2, parece imprescindible cambiar el enfoque para que quienes aceptan Fair solo lo hagan en la medida en que puedan usarlos o ahorrarlos. Esto dejará fuera de juego temporalmente a algunos de ellos, pero no es una consecuencia grave. Promoverá un crecimiento sano aunque, seguramente, más lento. O no; porque entendiendo claramente la realidad actual más gente puede sumarse siendo consciente de sus límites.

En cuanto al 3, se trataría de no pretender, de momento, solucionar todos los problemas del mundo a la vez. La gente que trabaje en FairCoop a cambio de una remuneración debe aceptar que tal salario es en FairCoin y, al igual que las productoras, comerciantes y gente que ofrece servicios en Fair, tener plena consciencia de que su aportación a la comunidad debe equilibrarse con su capacidad para usar o ahorrar esos Fair. Pensar este ecosistema como una maquinaria para obtener Euros es un gravísimo error que, además, nos aleja del objetivo esencial que es construir un ecosistema fuera de la órbita capitalista. Si aducimos que es un modelo de transición deberíamos aceptar fácilmente que debe serlo en los dos sentidos: obtener los Euros que sean estrictamente necesarios por inevitables tanto como asumir que la idea es usar FairCoin. Y en una transición esto último requiere de ciertos sacrificios y establecer medidas antes que pensar que ya hemos llegado al punto de solucionar todos nuestros asuntos personales.

HAY OTRAS HERRAMIENTAS PRÁCTICAS

Tenemos monedas sociales y de crédito mútuo que funcionan muy bien en las relaciones económicas más locales o cercanas. También debemos pensar en ellas, como herramientas revolucionarias que son. Defender el uso exclusivo de FairCoin y centrar todos nuestros esfuerzos en ello lo convierte en una bandera de un pensamientos extremista, cuando no fanático. FairCoop debe promover el uso de monedas sociales tanto como intercambios en los que no medie moneda alguna o el propio FairCoin. La educación en este sentido facilitará ostensiblemente la transición hacia un modelo económico sano.

En Komun así como en algunos Nodos Locales de FairCoop hemos querido facilitar rutas de intercambio en las que excedentes de una región puedan llevarse a otras donde hagan falta y así cubrir necesidades. Localmente esos productos pueden ser intercambiados por otros, por moneda social, Euros o FairCoin según lo que sea más conveniente en cada momento. Esto es una pieza clave para contribuir a generar economías circulares eficientes conectadas entre sí.

LA CONFIANZA

Considero importante terminar estos apuntes con este asunto. La confianza entre personas no consiste en valorar si las otras personas piensan o no como nosotras o si las intenciones que mueven las acciones de otras son honestas, deshonestas o carecen de sentido "común". La confianza en el ecosistema no debe depender de simpatías o antipatías personales. La confianza debe establecerse, en un sistema construido entre TODAS, de forma que sea prácticamente irrelevante si una persona actúa o piensa deshonestamente ya que el propio ecosistema debe ser capaz de asumir y regular esas posibles deficiencias personales. Y para esto hace falta, para empezar, inevitablemente, una enorme dosis de sinceridad colectiva.

ENTONCES ¿DEBEMOS SER OPTIMISTAS?

Pienso sinceramente que sí. Creo que, aunque hasta ahora nunca lo hemos hecho y hemos cometido errores, podemos hacerlo.

Notas

¹ FairCoop tiene otros medios para obtener liquidez en Euros, algunos funcionales como Freedomcoop y otros bastante desaprovechados, como FairMarket. Sin duda, podrían haber muchos más si nos proponemos pensar en términos de eficiencia, algo que en algunos sectores se considera capitalista lo cual, es sorprendente cuando pensamos que somos anticapitalistas haciendo uso de herramientas capitalistas para conseguir nuestros objetivos. Eficiencia es aprovechar al máximo los recursos disponibles pero sin perder de vista hacia dónde queremos ir.