La primera ponente fue la profesora universitaria, Magdymar León, que explicó la centralidad de la iglesia católica y el culto a la Virgen María en la transformación del aborto de un pecado a un delito penal asumido por los Estados. Además, alegó que el aborto debe ser entendido como un derecho humano, porque su penalización constituye a la mujer en un sujeto tutelado y restringe su condición de ciudadana. Al final, alertó sobre los posibles retrocesos de los derechos conquistados por las mujeres en la Constitución de 1999, ante los comentarios realizados por Hermann Escarrá en defensa de la familia heteronormada y la maternidad no deseada.

Después, escuchamos la ponencia de la psicóloga Blanca Martorell que planteó al aborto como una realidad inevitable, que provoca un enorme dolor físico y psicológico en las mujeres que lo han practicado. En sus palabras, “nadie se embaraza para abortar”. A su vez, sostuvo que la maternidad debe ser deseada, y mencionó las consecuencias sociales que genera tener hijos no deseados. Recriminó que los hombres cuestionen la legalización del aborto, pero en Venezuela el abandono paterno es común, entonces ya los hombres abortan hijos nacidos no deseados. Al final, denunció la situación que padecen las mujeres venezolanas para conseguir y cancelar los altos precios de los métodos anticonceptivos producto de la crisis económica actual.

La tercera ponencia fue realizada por la integrante de la agrupación Pan y Rosas, Suhey Ochoa. En su participación nos relató la lucha de las mujeres argentinas por la legalización del aborto, resaltando que la movilización fue aquello que permitió conquistar la solidaridad de otros sectores de las clases populares y la división de los partidos dominantes en el congreso. También, indicó el rol conservador de la iglesia católica y denunció el oportunismo de Cristina Fernández que nunca promovió el aborto en su presidencia pero ahora intentó apropiarse de esa demanda feminista.

La última ponencia fue concretada por el colectivo Entrenosotras que tienen una red de sororidad que acompaña a mujeres que han decidido practicarse un aborto. La vocera explicó que a través de datos recogidos en su experiencia han concluido que la mayoría de los abortos son practicados por mujeres adultas que ya tienen varios hijos. Según sus palabras “es un mito que el aborto sea solo practicado por adolescentes”. Mencionó que a partir de la crisis económica se incrementó el número de mujeres que se efectúan un aborto. En lo que va de año han apoyado a 420 mujeres, en cambio el año pasado acompañaron a esa misma cantidad pero en los doce meses.