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A veces conversando con él, le pido que no me deje sola, que me guíe, me trato de meter en sus zapatos, pero son muy grandes y complicados, entonces busco su huella y me paro sobre ella y camino encima de ella, tratando de no perderla.
Muchas son las veces que siento que todo el gran esfuerzo y sacrificio que muchos hicieron y otros tantos venimos haciendo para lograr el sueño anhelado de tener una sociedad mas justa, en donde todos quepamos y tengamos los mismos derechos y privilegios, se ha perdido por tanta corrupción y decidia, entonces aparece Argimiro y me sacude el pensamiento, me dice - Hija, no te permito flaquezas, yo me saqué con mucho dolor, el corazón del pecho y lo tiré al río para poder seguir hasta el final, sin dejar de amar, sin dejar de tener fe en mi patria chiquita, que son ustedes, Luisa y mis 4 hijos, y mi familia grande, que es mi patria Venezuela, sigan adelante, con fuerza y optimismo, pero con mucha claridad- siento que me llama a tener paciencia y seguir luchando.
Ese es el papá que hoy conmemoro, el padre que aunque físicamente está ausente, todos los días siento que está mas vivo y mas presente que nunca.
Como decía mi abuelo, José Rafael Gabaldón: "Argimiro, no te lloro, sería agraviarte...".
Te amo viejo de mi corazón, como no amarte.
A 57 años de tu paso a la inmortalidad